En el vídeo podéis ver paso a paso cómo la preparamos.
¿Sin azúcar? ¿Y cómo se endulza?
La gracia de ir eliminando el azúcar añadido de nuestra alimentación (evitando productos ultraprocesados y basándonos en comida real) es que nuestro paladar se va acostumbrando. Vamos apreciando cada vez más el sabor real de los alimentos. Y por eso, a nosotras, la fruta ya nos parece dulce de por sí. No nos hace falta edulcorarla.
Si vosotros todavía no estáis en ese punto y queréis endulzarla, también tenemos solución. Podéis añadir unos dátiles o unas pasas, y triturarlas junto a la fruta. Así obtenemos dulzor pero también la fibra de estos alimentos. Y eso es mucho más saludable que añadir azúcar libre, ya sea en forma de azúcar blanco, integral o miel.
¿Cuánto tiempo se conserva esta mermelada?
Una vez preparéis esta mermelada, la deberéis conservar en un bote de cristal hermético en la nevera. Es importante tener en cuenta que no le añadimos azúcar, por lo que no se conservará como una mermelada tradicional.
El tiempo dependerá del nivel de madurez de la fruta al momento de prepararla. Si lo hacéis con fruta madura, os durará 1 o 2 días en la nevera. Por lo tanto, os recomiendo hacer poca cantidad de este tipo de mermeladas.
¿Y para qué le añadimos las semillas de chía?
La gracia de las semillas de chía es que se hidratan y adquieren una textura gelatinosa. Gracias a esto conseguimos que la fruta triturada acabe con una consistencia parecida a la de la mermelada tradicional.
Podríamos hacer lo mismo con semillas de lino, que igual que las de chía, se hidratan y se hinchan.
Si no le ponemos ningún tipo de semillas simplemente tendremos fruta triturada, y la consistencia será prácticamente líquida. Además, consumir semillas es muy beneficioso para nuestra salud, así que os animo a que lo probéis.
A continuación os dejamos la receta por escrito para que tengáis una referencia de las cantidades
Mermelada de ciruela sin azúcar
Mermelada de ciruela roja totalmente saludable: sin azúcar, endulzantes y sin cocer la fruta.
250 g fruta fresca ((en este caso, ciruelas deshuesadas))
2 o 3 cucharadas semillas de chía
1 chorrito jugo de limón ((opcional))
dátiles (o pasas (opcional))
Trituramos la fruta que sea, en este caso nosotras hemos usado ciruelas que estaban muy maduras, por lo que solo ha hecho falta aplastarlas con un tenedor. Si usáis fruta con menos cantidad de agua, podéis añadir 1 o 2 cucharadas de agua, según vosotros veáis.
En el caso de necesitar endulzar, podéis añadir dátiles o pasas y triturarlos también junto con la fruta deseada.
Añadimos las cucharadas de semillas de chía y mezclamos bien con una cuchara.
Dejamos reposar en la nevera, idealmente de un día para otro. Si no queréis esperar tanto, en una hora ya deberíais observar el cambio de textura y cómo se espesa.
Como os he dicho, podéis probar con otras frutas: frambuesas, fresas, moras, melocotón, albaricoque, mango… En cuanto a cómo tomarla, a mi me gusta mezclarla con el yogur, o con unas tostadas y un poco de queso fresco batido. ¡Imaginación al poder!
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