Sapiencia 1: que pensar todos los días en las cenas es un coñazo.
Sapiencia 2: que a los niños les encanta la carne empanada.
A la vista de toda esta sabiduría maternal, a veces una está tentada de ponerles siempre filetes empanados para cenar. Luego aparece mi Pepito Grillo particular y me grita al lado de la oreja "verduuuuuuraaaaaa, dales verdura para que crezcan sanos".
Tengo la grandísima suerte de que mis cachorritos sí comen verdura. No de toda, como es lógico, pero no voy a quejarme ahora de eso.
Sin embargo, de vez en cuando sí les pongo carne empanada para cenar. Lo confieso, a veces sucumbo y me tiro a lo fácil, para que no protesten y para no pensar qué poner en la mesa.
Por suerte, como caído del cielo, ha llegado a mis manos el libro de Alfonso López, "Cenas en 25 minutos", plagado de cenas sencillas y facilonas que podrás tener listas en poco tiempo, para esos días en que las ideas se te han agotado.
Como él dice, no te queda otra que planificarte un poco y asegurarte de tener los ingredientes disponibles: no vale de nada que quieras hacer estos flamenquines de ternera si no has descongelado/comprado previamente los filetes de ternera...
Es decir, que aunque sean recetas fáciles y rápidas, requieren un mínimo de planificación.
Si estáis dispuestos a eso, podéis haceros con el libro para inspiraros. Yo, de momento, os dejo con la receta de los flamenquines de ternera que son casi tan rápidos como los filetes empanados pero un poco más vistosos -y más ricos, según mi punto de vista.
Cómo hacer flamenquines de ternera
1 filete de ternera por persona.
Le pediremos al carnicero que nos lo corte bien fino.
1 o 2 lonchas de jamón serrano por persona
1 o 2 lonchas de queso tipo sandwich.
El que más nos guste, pero que se funda con facilidad.
Para el rebozado: huevo batido y pan rallado.
Aceite de oliva.
sal.
Extendemos los filetes de ternera, los salpimentamos y colocamos y sobre cada uno de ellos, una loncha de jamón serrano y otra de queso.
Enrollamos cada filete manteniendo el jamón y el queso dentro. Podemos cerralo con ayuda de un palillo de madera.
Ponemos a calentar una sartén con un buen chorro de aceite de oliva al fuego.
Rebozamos los flamenquines: primero huevo batido y después pan rallado.
Freímos en la sartén, a fuego vivo, cuidando que no se nos queme.
Según los vayamos teniendo listos, los depositamos sobre una servilleta de papel, para que absorba el exceso de aceite.
Servimos acompañados de una buena ensalada y ¡una cena de lujo!
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