Pero antes de ir con la receta del flan de chocolate permitidme que os cuente algunas cosa más sobre este ancestral postre.
Parece mentira que un postre como el flan, que se remonta a la época romana, siga levantando pasiones entre los paladares más exigentes.
Posiblemente, no exista persona humana en nuestro país que no se haya sucumbido a la voluptuosidad de su textura y refinado sabor.
Pero, ¿Cómo logró esta simple y humilde receta colarse para los restos en el podio de postres más populares? Tenemos que viajar hasta la antigua Roma, donde descubrimos la tyropatina.
La aparición del flan coincide con la domesticación de las gallinas, lo que permitió incorporar los huevos en su dieta habitual, aunque es cierto que estos estaban vetados a las clases humildes.
De este flan primigenio surgió la variante actual en la Edad Media, denominada flado, la misma que mezcla leche, huevos y, antaño, miel, pues el azúcar blanquilla no era tan cotidiano como lo es hoy. A menudo se presentaba en los grandes banquetes de la nobleza en la época de Cuaresma.
Tuvimos que esperar hasta el siglo VII para que el flan adoptara su nombre actual, un vocablo que bebe directamente del francés y significa algo así como torta plana.
Desde entonces el flan fue ganando popularidad, convirtiéndose en un postre socorrido que copó las cartas de los bares y restaurantes, modificando la receta original gracias a la inventiva de los chefs.
Cómo hacer flan de chocolate
El flan de chocolate, una de las muchas variantes que surgieron a partir de la receta original, es una combinación perfecta que entusiasma a los más golosos y, por supuesto, a todos los amantes del chocolate.Recordad que en el blog podéis encontrar otras recetas de flanes también deliciosas como por ejemplo el flan de coco, el flan de café, o por supuesto, el flan de huevo casero de toda la vida, entre otros.
Realmente, no esconde demasiados misterios, preparándose a partir de la receta base clásica y adicionando un poco de cacao en polvo, el cual, en función de su calidad, marcará la diferencia.
De vez en cuando resulta divertido salirnos de la rutina, cocinando recetas como este flan de chocolate que resultan tan sencilla, como rica y económica.
Pese a que muchos se atreven a catalogarlo de viejuno, en la intimidad no hay nadie que se resista a hincarle el diente. ¡Vamos con él!
Ingredientes:
Leche entera 500 ml.
Huevos L 4 unidades
Cacao puro desgrasado en polvo 50 g.
Vaina de vainilla 1 unidad - Comprar
Azúcar blanquilla (caramelo) 100 g.
Agua mineral 1 cucharada (caramelo)
Gotas de limón (caramelo)
Fresas o guindas ácidas 8 unidades
Leche condensada 4 cucharadas
Elaboración:
No hay flan que se precie sin ese toque fragante y delicado de la vainilla de Madagascar, por lo que comenzaremos infusionando la leche. Como muchos sabrán, los sabores se fijan a las grasas, resultando conveniente seleccionar una leche entera de calidad. Otros optan por el aroma de vainilla, un sucedáneo que personalmente no me motiva, pero que puede ayudarnos a salir del paso. Realizaremos un corte transversal a la vaina, logrando que libere todo su encanto.
Verteremos la leche en un cazo pequeño, e introduciremos la rama de vainilla y el azúcar blanquilla, que de este modo se disolverá en la leche. Lo llevaremos a casi el punto de ebullición a fuego medio, y antes de que arranque a hervir, lo retiraremos del fuego tapando la boca del cazo con film transparente, creando una atmósfera propicia para los sabores y el perfume de la vainilla permeen en la leche. Entre tanto, iremos preparando el caramelo.
De nuevo, encontramos en el supermercado caramelo listo para usar, no obstante, es tan fácil y barato de hacer en casa, que verdaderamente no merece la pena. En una reductora echaremos el azúcar, el agua mineral y el limón, que actuará como agente antiapelmazante. Colocaremos la reductora a fuego medio - bajo, y sin remover, dejaremos que el azúcar se caramelice. El color, como siempre digo, depende de nuestras preferencias, pero yo me decanto por un tono ámbar.
Recuerda que si el caramelo se oscurece demasiado, tenderá a amargar, chafando del todo el resultado final. Antes de que el caramelo solidifique, lo verteremos en un molde o flanera, girándolo en ambas direcciones con el objetivo de que el caramelo cubra el fondo y parte de las paredes. ¡Mucho cuidado! No querrás sentir en tus carnes una quemadura de caramelo. Nos apresuraremos también a hervir agua en la reductora para limpiarla luego más fácilmente.
En un bol cascaremos los huevos y los batiremos, no siendo necesario que espumen, simplemente mezclando y homogeneizando las yemas y las claras. A continuación, y cerciorándonos previamente de la leche está tibia, la filtraremos sobre los huevos, al mismo tiempo que vamos removiendo con una varilla. Insisto, solo remover, es decir, mezclar, no batir, ya que la presencia de aire en la mezcla comprometería la estructura del flan, afeando su imponente presencia.
Finalmente, agregaremos el cacao en polvo junto a la leche condensada, removiendo ligeramente para que se disperse por toda la mezcla, y trasladándola al molde. Lo próximo será calentar un litro de agua que servirá para el baño maría. La verteremos en una fuente refractaria, metiendo el molde y con sumo cuidad, evitando a toda costa que el agua empape la mezcla, cubriendo, eso sí, al menos la mitad del alto del molde. Precalentaremos el horno a 150ºC con calor arriba y abajo.
Insertaremos la rejilla a media altura y coloremos la fuente refractaria con el flan sobre la misma, contando 35 minutos, tiempo que variaría atendiendo sobre todo a la cantidad y capacidad del molde. En nuestro caso, he optado por un molde grande, reduciéndose significativamente el tiempo si emplearemos moldes individuales. Convenientemente, taparemos la superficie con papel de aluminio, dado que no sería extraño que se secara demasiado creando una costra.
Para comprobar si está cocido, procederemos como si de un bizcocho se tratase, metiendo un palillo en el centro y comprobando que este sale limpio. Lo retiraremos del horno y dejaremos que se atempere en el exterior, desmoldándolo luego de haberlo refrigerado al menos dos horas. Taparemos la boca del molde con film transparente al ras, y reservaremos en la nevera. Recomiendo desmoldarlo a la hora de consumirlo, acompañándolo de unas fresas o guindas.
¡Qué aproveche!
Puedes ver la receta así como otros muchos postres caseros en la web de MEJOR POSTRE.