De hecho, si queréis otro ejemplo de dulce británico delicioso, no dejéis de probar la receta de muffins de arándanos.
Volviendo, al budín o pudin de manzana, los gastrónomos coinciden en que debió surgir en algún momento del siglo XII, originalmente como un postre para personas de escasos recursos que buscaban aprovechar las sobras de pan duro.
Poco a poco, fue transformándose en lo que conocemos actualmente.
Con el paulatino acceso a ingredientes antaño desacostumbrados, las clases humildes conformaron una versión a base de huevos, fruta, leche y el apreciado azúcar, consiguiendo dignificarlo.
Usualmente, se acompañaba de un poco de nata (crema de leche) fresca o una quenelle de helado, para ser relegado al ostracismo ya entrado el siglo XX.
No es de extrañar que chefs de prestigio mundial como Jamie Oliver o Delia Smith acordaran resucitar el pudin de manzana, devolviéndolo al lugar que se merece.
Cómo hacer un delicioso pudin de manzana
Surgen tantas maneras de preparar un pudin como gustos abundan, pues en esencia es un platillo de aprovechamiento que reconcilia las pertinaces sobras del día anterior, ya sea pan propiamente dicho o bollería.
En los últimos años, se ha hecho tremendamente popular un budín de manzana que emplea no un pan cualquiera, sino un tierno pan brioche, con ese delicioso toque a mantequilla que a todos nos encanta, o yendo un poco más lejos, los que se atreven a incluir pepitas de chocolate o fruta escarchada.
Del mismo modo, en vez de coger pan sentado, muchos recurren a la harina, convirtiendo al pudding, que así es como se le conoce en inglés, no solo en un postre compuesto por retales.
Generalmente, solemos atribuir el concepto de pudin a elaboraciones dulces, no obstante, puede llegar a abarcar también la cocina salada.
Al final, no deja de ser un conglomerado de ingredientes cohesionados por el poder aglutinante de la pectina y el huevo.
De entre todos los pudines, sin lugar a dudas, el de manzana es el más popular, y por ello vamos a ver cómo se hace.
Ingredientes:
Manzana Red Delicious 2 unidades
Pan brioche 250 g.
Huevos L 4 unidades
Leche entera 500 ml.
Azúcar blanquilla 100 g.
Azúcar blanquilla (caramelo) 100 g.
Vaina de vainilla 1 unidad
Mantequilla en spray
Molde Plumcake 24 cm. - Comprar
Elaboración:
Los pudines recuerdan vagamente a los flanes, es más, ambas elaboraciones están íntimamente emparentadas. Muestra de ello, es que la receta arranca con un caramelo que irá en el fondo del molde. Simplemente, colocaremos el azúcar en una sartén antiadherente a fuego bajo, sumándole dos cucharadas de agua, manteniéndola al calor sin remover hasta que el azúcar sea caramelo.
Como siempre digo, buscaremos tonos ámbares u ocres, no demasiado oscuros, ya que indicaría que el caramelo se ha cocinado demasiado, con el consecuente sabor amargo tan desagradable. Insisto, sin remover para evitar que cristalice, dejaremos que a fuego mínimo el azúcar se transforme, dando si acaso un pequeño meneo con la mano agarrando el asa de la sartén.
Verteremos el caramelo en el fondo del molde, que convenientemente habremos engrasado con la típica mantequilla en spray que venden para repostería, o simplemente con un trozo cualquiera. Asimismo, desplazaremos el caramelo moviendo el molde, permitiendo que las paredes se impregnen, exactamente igual que haríamos si se tratase de un flan.
En un bol cascaremos los 4 huevos y mezclaremos junto a los otros 100 g de azúcar, al mismo tiempo que calentaremos en un cazo la leche con la vaina de vainilla cortada longitudinalmente. Infusionaremos a fuego bajo hasta que la leche comience a subir, momento en que la apartaremos, colocando en la boca del cazo un papel film que permitirá una integración sublime de los aromas. Otra opción es hacerlo en una olla multifunción programable. Estos electrodomésticos te permiten controlar la temperatura y el tiempo de cocción con precisión, garantizando resultados perfectos cada vez y son aún más cómodos que usar un cazo.
Batiremos los huevos enérgicamente, espumándolos o, como se suele decir en el argot de la repostería, blanqueándolos. Principalmente, queremos que el azúcar se diluya por completo en los huevos, además de que estos tomen un poco de cuerpo para convertir el bocado en algo tierno y esponjoso. Por otro lado, cortaremos el brioche o suizo en dados medianos, de 2 cm. de lado.
Tomaremos las manzanas, descorazonándolas y pelándolas. Cortaremos láminas, de igual modo que solemos prepararlas para una tarta de manzana. Dispondremos una primera capa de manzana en el fondo, sobre el caramelo, dejando en la medida de lo posible el menor hueco. Posteriormente, echaremos una capa de pan cubriéndolo todo de forma anárquica.
Proseguiremos alternando capas hasta ver agotados los ingredientes o llegar al borde del molde, mezclando en el último momento la leche con los huevos y vertiéndolo en el mismo poco a poco en hilo. No os apresuráis, primero porque puede desbordarse, y segundo, porque nos interesa mantener las capas más o menos definidas, desdibujándolas si lo agregamos demasiado rápido.
Solo nos queda verter agua en una fuente refractaria hasta la mitad, e introducir dentro el molde, dado que, volviendo otra vez al principio, se parece mucho al flan, incluso en la cocción. Precalentaremos el horno a 180ºC, y meteremos la fuente con el molde a media altura sobre una rejilla, tardando alrededor de 45 minutos en cocerse. Tápalo con papel Albal si se dora demasiado.
Transcurrido el tiempo, lo sacaremos y dejaremos atemperar antes de meterlo al frigorífico durante 6 o más horas, siendo lo ideal prepararlo la víspera. Al día siguiente, a la hora de servir, cortaremos porciones individuales que presentaremos en un plato pequeño, acompañando el pudin con una quenelle de helado de vainilla. Tampoco estaría de más un detalle con nata montada (crema de leche), mejor casera.
¡Qué aproveche!
Puedes ver la receta así como otros muchos postres caseros en la web de MEJOR POSTRE.