Ya hace unos meses que tenía en mente seguir este método de alimentación complementaria ,he visto muy de cerca el buen resultado que tiene.
El método que seguimos es BLW (Baby led weaning) o lo que es lo mismo, alimentación autorregulada por el bebé, una alimentación libre de papillas, siendo el propio bebé quien coja con sus manos los alimentos y se los lleve a la boca según preferencias y apetito.
Estas son algunas de las ventajas que presenta este método:
Aprenden desde el principio a conocer el sabor de los alimentos por separados.
Los niños aceptan mejor las diferentes texturas y sabores.
Es el propio bebé quien decide la cantidad que quiere comer.
La alimentación pasa de ser una obligación a un aprendizaje.
No es necesario separar los alimentos por comidas.
Promueve hábitos de alimentación más saludables.
Ayuda en el desarrollo psicomotor del niño.
Previene la obesidad Para comenzar a practicar BLW, además de tener 6 meses de edad, se deben cumplir las siguientes pautas:
Muestra interés por la comida
Haber perdido el reflejo de extrusión.
Se mantiene sentado. La teoría la tenía bien clara, pero una vez llegado el momento, la verdad es que me dió y me sigue dando mucho respeto aunque al ver la soltura con la que Jimena se gestiona me da confianza y me hace sentir más tranquila.
Como la fruta batida no despertaba demasiado interés en Jimena, decidí probar con las gachas de avena y fué todo un acierto, os dejo la receta, quedan muy ricas y puede comerla todos los miembro de la familia, si nos gustan dulces podemos añadir azúcar o miel para nuestras raciones, aunque ya os digo que tal cual quedan con esta receta están bien buenas.
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Ingredientes:
Copos finos de avena integrales
agua
1/2 manzana Ponemos en un cazo un par de cucharadas de copos de avena y los cubrimos con agua, cocemos a fuego medio sin dejar de mover, unos 8 minutos.
Añadimos la manzana rallada y sin piel, movemos y dejamos cocinar unos minutos más, dejamos enfriar y servimos.
Trucos y consejos:
En vez de manzana podemos añadir otra fruta que nos guste, estas le dan un sabor dulce a las gachas bastante agradable.
Podemos variar el espesor de las gachas añadiendo más o menos agua.
Si nuestro pequeño ya ha probado la canela podemos espolvorear un poco por encima al servir.
Se pueden consumir frías y calientes, quedan buenas de los dos modos.
Una vez cocinadas se conservan perfectamente en un recipiente cerrado en el frigorífico durante unos días.
Yo las preparo con agua en vez de leche o cualquier otro líquido porque Jimena solo toma leche materna y prepararlas con esta, sería una cantidad inecesarias de calorías.
dependiendo del tipo de grano con el que elaboremos las gachas, puede necesitas más o menos tiempo de cocción.