Desde que las probé no he dejado de hacerlas, parece que son algo adictivas.
Perfectas para servir de aperitivo, son además una auténtica delicia.
Ingredientes:
50 gr. de manteca de cerdo.
2 cucharadas de agua.
80 gr. de queso gruyere rallado.
50 gr. de queso parmesano.
60 gr. de harina.
50 gr. de copos de avena.
pizca de sal.
Empezaremos rallando los quesos. El gruyere con un rallador fino y el parmesano con uno algo más grueso.
Ablandamos un poco la manteca, la ponemos en un bol junto a todos los demás ingredientes y amasamos hasta que estén unidos formando una masa dura, compacta y quebradiza.
Hacemos una bola con la masa, la devolvemos al bol, la tapamos con papel film y la introducimos en la nevera durante 1 hora. Si tienes mucha prisa, puedes saltarte este paso, no es totalmente imprescindible.
Extendemos la masa, ayudándonos con un rodillo, entre dos hojas de papel encerado y espolvoreado con harina. Debemos dejarla como de 1 cm. de grosor.
Cortamos nuestras galletas con la ayuda de un cortapastas, un molde o cualquier utensilio que nos vaya bien. A mi me gustan pequeñas y suelo utilizar la boca de un vaso de chupito para cortarlas.
Para dar un extra de sabor y presencia a nuestras galletas vamos a ir colocando sobre todas ellas, y antes de introducirlas en el horno, unas escamas de sal Maldon y, sobre la mitad más o menos, añadiremos también un poco de orégano seco.
Las colocamos en una bandeja de horno y las cocinamos a 180 ºC durante 15 o 20 minutos. Ya sabéis que el tiempo de cocción dependerá del horno, del tamaño de las galletas, etc…así que no debéis despistaros. Sacarlas cuando veáis que están doraditas.
Son perfectas para consumir acompañadas de un vinito y una buena conversación.