Esta es mi receta número 201 del blog, y para celebrar que ya tengo más de doscientas recetas, he decidido hacer estas deliciosas galletas de leopardo. Hace mucho tiempo que quería hacer estas galletas. Al final, hace como un mes, me decidí a hacerlas. La receta que usé fue la de María Lunarillos, pero (perdóname María) el sabor no nos acabó de convencer. Por lo tanto, decidí hacerlas a mi manera haciendo algún cambio. Esta segunda vez volaron. ¡Mi hija no hacía nada más que pedir galletas! jajaja.
Además, la primera vez que las hice me equivoqué con los colores. Cuando corté aquellas galletas pensé que había algo que no me cuadraba, y cuando saqué las galletas del horno me di cuenta de qué era lo que no estaba bien: La parte más clara estaba bien, pero la parte negra y la marrón estaban cambiadas de lugar: La negra dentro y la marrón fuera... Y yo enviando fotos del corte y del paso a paso del horneado a mis amigas y diciéndoles "Son galletas de leopardo"... y ellas pensando "Qué leopardo tan raro... " jajaja. ¡Anda, que ya me vale! jajaja.
En fin, que la segunda vez ya fui con más cuidado con los colores, ¡y salieron chulísimas! No os voy a mentir, son un poco laboriosas de hacer, pero el resultado vale la pena. Sobre todo si las tenéis que regalar a alguien, o las vais a compartir. Son muy vistosas y cuando las ven, alucinan.
Ingredientes:Todos los ingredientes han de estar a temperatura ambiente.
125 g. de azúcar
125 g. de mantequilla + 5 g. para la masa negra.
Un huevo grande (Tamaño XL)
20 g, de almendra molida
1 cucharada de aroma de vainilla
350 g. de harina
1/4 de cucharadita de cacao en polvo para la masa marrón
1 cucharadita y media de cacao en polvo para la masa negra
Preparación
Primero de todo, tamizaremos los 350 gramos de harina. Si os pasa como a mi, que no tenéis tamizador, podéis usar un colador fino como este:
Una vez tenemos la harina tamizada, la reservamos.
A continuación, ponemos en un recipiente los 125 gramos de mantequilla. Como he indicado antes, es muy importante que todos los ingredientes estén a temperatura ambiente.
Usamos unas varillas o una batidora con este accesorio (yo usé la KitchenAid) para batir un par de minutos la mantequilla y que se acabe de ablandar. Una vez batida, añadimos los 125 gramos de azúcar.
Batimos un poco más hasta que el azúcar se integre con la mantequilla.
Añadimos el huevo.
Añadimos también la cucharada de aroma de vainilla a la mezcla.
Seguimos batiendo unos 3 minutos. Usaremos una espátula para ayudarnos a desenganchar la mantequilla y el azúcar de las paredes al cabo de un rato de comenzar a batir. De esta forma quedará todo bien integrado.
Añadimos los 20 gramos de almendra molida.
Añadimos también la mitad (más o menos) de los 350 gramos harina,
Removemos con las varillas. Vamos añadiendo poco a poco la harina restante. Llegará un momento en el que ya no podáis hacerlo con las varillas. Tendréis que seguir con las manos. Tiene que quedar una masa que casi no se pegue a las manos. Si es que se os pega mucho, añadid un poquito más de harina. Hacemos una bola.
Pesamos la masa. Debe de hacer más o menos unos 680 gramos. Partiremos la masa en tres trozos. El primer trozo ha de pesar más o menos 360. Será la masa para el color más claro. El segundo trozo pesará unos 170 gramos. Será la masa para el color negro. El tercer trozo pesará más o menos 150 gramos. Será la masa para el color marrón. Hacemos 3 bolas y envolvemos en papel film la masa destinada al color más claro.
Continuamos con la masa marrón. Como hemos dicho, esta masa para el color marrón debe de pesar unos 150 gramos. Añadimos el cuarto de cucharadita de cacao para hacerla más oscura.
Removemos hasta que el cacao quede integrado en la masa.
A continuación seguimos con la masa destinada al color negro. Es la que pesa más o menos 170 gramos. Añadimos una cucharadita y media (colmadas) de cacao en polvo.
Removemos hasta que el cacao quede integrado en la masa.
Igual no os pasa, pero a mi sí que me pasó. Al llevar mucho cacao, la masa de color negro se cuarteaba. Por lo tanto, y como luego tenía que manipularla con el rodillo, le añadí unos 5 gramos más de mantequilla. La mezclé hasta que estuvo bien integrada.
Envolvemos con papel film la masa de color negro y comenzamos a trabajar con la masa de color marrón (la que pesa unos 150 gramos. Ahora pesará un poquito más al haber añadido el cacao). Dividimos la masa en 6 trozos de unos 25 gramos aproximadamente cada uno. Cada trozo debe de pesar lo mismo, a ser posible.
Hacemos un churro de unos 23 cms. por bolita. Los reservamos.
A continuación, seguimos con la masa de color negro. Debe de pesar unos 170 gramos, más lo que pese la cucharada y media de cacao. Al igual que con la marrón, la dividimos en 6 trozos. deben de pesar lo mismo (unos 30 gramos, más o menos).
Sobre un trozo de plástico o una superficie antiadherente (yo he usado una lámina de silicona) estiramos una de las bolas de color negro haciendo más o menos un rectángulo. Tiene que medir también unos 23 centímetros de largo. Ponemos uno de los churros marrones sobre la masa negra de la siguiente forma:
Envolvemos el churro marrón con la masa negra. Da igual que la masa negra no acabe de cerrar. Las manchitas de los leopardos no son perfectas.
Aquí podéis ver el churro envuelto por un lado:
Y aquí, por el otro. Si cierra, bien, y si no, también.
Hacemos lo mismo para el resto de churros.
A continuación, seguimos con la masa más clara. Es la que pesaba 360 gramos. Al igual que con las otras, la dividimos en 6 trozos que pesen lo mismo. En este caso, han de pesar unos 60 gramos cada trozo.
A continuación, cogemos una de las bolas y la estiramos. Tenemos que hacer un recuadro de unos 23 centímetros de largo.
Ponemos uno de los churros sobre la masa más clara y lo envolvemos con ella. Esta vez la masa más clara sí que ha de envolver completamente el churro. No se deben de ver trozos marrones ni negros por fuera.
Hacemos lo mismo con el resto de trozos de masa.
A continuación, nos toca unir los churros de masa. Tenemos que poner un churro en el centro, y el resto a su alrededor. Os pongo una foto de la primera vez que lo hice, porque en la segunda, se me olvidó hacer la foto. Podéis comprobar que los colores están al revés... jajaja.
Rodamos el cilindro para que todas las partes queden pegadas y adquiera una forma redondeada.
Envolvemos el cilindro en papel film.
Para evitar que se deformen las galletas, ponemos el cilindro sobre dos medios tubos de cartón.
Ponemos el cilindro de esta forma:
Metemos el cilindro en la nevera un mínimo de unas 3 horas para que la masa se ponga dura. Yo lo tuve toda la noche.
Una vez haya pasado el tiempo, precalentamos el horno a 180º con calor arriba y abajo. Sacamos el cilindro de la nevera y le quitamos el papel film.
Cortamos el cilindro en rodajas de unos 4 o 5 milímetros (como si fuese un chorizo, vamos... jajaja)
Ponemos las galletas en una bandeja con papel de hornear. Seguramente con una bandeja no tendréis suficiente. Yo necesité dos bandejas y media.
Cuando el horno haya alcanzado los 180º metemos la bandeja con las galletas. Las horneamos durnte 13 minutos. No deben de quedar tostadas. Una vez haya pasado el tiempo, las sacamos.
Esperamos un par de minutos a que se enfríen un poco y las ponemos en una rejilla para que se acaben de enfriar.
Como seguramente tendremos más de una bandeja, antes de meter la segunda bandeja en el horno, tenemos que esperar unos minutos a que el horno vuelva a coger la temperatura de 180º. Al abrir el horno para sacar las galletas, el horno se enfría, y por lo tanto, debemos de esperar unos minutos antes de poner la siguiente bandeja. Repetimos el proceso para cada una de las bandejas. Tenéis que ir con cuidado, porque a veces, las siguientes bandejas tardan menos en hacerse.
Una vez estén frías las galletas, las guardamos en una caja metálica y... ¡ya podéis sorprender a vuestros invitados!
¡Espero que os haya gustado la receta! Si es así, no os perdáis mis actualizaciones. Podéis seguirme haciendo click en "Me gusta" de Facebook, añadiéndome en vuestros círculos en Google +, en Twitter, o en Instagram.