Ingredientes:
160 gr mantequilla al punto de pomada50 gr azúcar glas o impalpable
pizca de sal
ralladura de 2 limones
40 ml jugo de limón
200 g harina
110 g maicena
azúcar glas para decorar
Elaboración:
Se añade en un bol grande la mantequilla y el azúcar glas. Se van a mezclar hasta que se obtiene una crema. Luego se le añade a la mezcla la ralladura de los dos limones y el jugo de limón. Se remueve un poco con la espátula y a continuación se echa la harina tamizada poco a poco. Se incorpora con la espátula. Luego se añade también la maicena poco a poco. Si no tenéis maicena podéis añadir la misma cantidad de harina sumada a la cantidad anterior. Se amasa con la mano hasta que se obtiene una masa compacta que no se pega de las manos. Se forma la masa en una bola y se envuelve en film de cocina. Se lleva al frigorífico para una hora aproximadamente para que se enfrié bien.Luego se saca y se pone sobre la mesa de trabajo y se corta en dos partes iguales. Una de ellas se envuelve otra vez en film transparente y se lleva al frigorífico mientras que se forman galletas de la primera parte de masa. Se estira la masa con un rodillo dejándola con un grosor de aproximadamente 1 cm.
Antes de empezar a formar las galletas se enciende el horno a 190ºC o 374ºF con calor arriba y abajo. Para los hornos con gas se precalienta a fuego medio.
Una vez estirada la masa se corta en la forma deseada con la ayuda de cortadores de galletas o si no tenéis, simplemente con un vaso pequeño o con el cuchillo.
Según se van cortando las galletas se colocan en la bandeja del horno forrada con papel vegetal. La masa sobrante después de cortar las galletas, se recoge y se forma en una bola. Luego se estira y se da forma a otras galletas. Y así hasta que terminamos toda la masa. Se lleva la bandeja con las galletas al horno para 18-20 minutos aproximadamente o hasta que los bordes se ven un poco dorados. Cuando las galletas están hechas se sacan del horno y se dejan unos 10 minutos para que enfríen un poco. Y luego se pueden pasar por azúcar glas cuando aún están templadas. Así el azúcar se queda pegado de las galletas y se mantienen tiernas muchos días. Se pueden guardar en una caja especial para galletas y servirlas cuando más nos apetece.