Hay días que no sabes muy bien por qué te levantas sabiendo que alguna cosa rara va a pasar...quizá tenga poderes o un sexto sentido demasiado desarrollado jajaja, ni flowers que será pero que lo noto nadie me lo puede negar. Y alguno puede pensar que claro, si esas sensaciones las tengo cada día , pues alguna vez sonará la flauta y por eso siempre lo adivino no?. Pues no es así, es en contadas ocasiones y siempre doy en el clavo. Hace mucho tiempo recuerdo un sábado que mi padre cogió la moto y le advertí que por favor no la cogiera porque notaba que algo le iba a pasar. Por supuesto, él pasó de mí y mira tú por dónde sufrió una caída, sólo derrapó y no sufrió ningún problema pero el susto no se lo quitó nadie, Al cabo de muy poco tiempo vendió la moto. También os digo que no me gustan nada en absoluto, de lejos me parecen preciosas pero para los demás, para mí o los míos ni regaladas.. Mi familia y amigos se hacían cruces conmigo porque mis padres por lo buena estudiante que era me quisieron regalar una moto y yo me negué en rotundo jajajaja mis amigos casi me matan por mi decisión. Luego trabajando en el hospital en urgencias vi con mis propios ojos lo peligrosas que pueden llegar a ser, eso de que el cuerpo de uno absorba el golpe deja secuelas tremendas. El trabajar en urgencias, de noche y en fin de semana te traumatiza para el resto de tu vida. Por culpa de ello no tengo el carnet de conducir. Le cogí un miedo terrible, y es ahora que estoy estudiando para sacármelo no dejo de tenerle un respeto enorme. Madre mía! Me he ido por las ramas de mala manera. A lo que iba, ayer me levanté con una angustia rara y supe que alguna cosa pasaría.Y no me equivoqué, mi hijo se cayó con la bici y se abrió la rodilla. Ocho magníficos puntos con cenefa y todo y una lesión en la rodilla que aún desconocemos su alcance. Pasamos un agradable ratito en el hospital, puede ver de cerca el trabajo de mis tocayos enfermeros y nos fuimos a casa con un bonito vendaje ( de color azul oscuro para que hiciera juego con sus bermudas) y haciendo memoria durante el camino de vuelta de dónde había guardado las muletas. Por qué no me harán caso cuando digo las cosas? Endebééééé!! El caso es que después del susto pues claro, tanto el lesionado de mi hijo como su padre me pidieron con muchos pucheritos y mirada de vaca viuda que les preparara un pastel de chocolate, galletas y mi pasta especial al toque ibicenco ( es que lleva sobrasada jajaja) para reponerse y coger fuerzas. Cualquiera dice que no viendo lo mal que lo había pasado allí sufriendo mientras lo limpiaban y le ponían la anestesia. El aprovechado de mi marido se sumó a la petición porque es un abusón y cualquier excusa es buena para dar ideas y pedir jajajaja. Así que me puse manos a la obra. Os traigo la receta de éstas simples pero deliciosas galletas que se hacen en un abrir y cerrar de ojos. Parecen tontinas vistas así pero son de esas que cuando tomas una no puedes parar de pillar una tras otra. Ese toque de limón, la consistencia blanda y el toque del azúcar glass las hacen perfectas para desayunar, merendar o para simplemente picar entre horas. Y aunque quede pedante, el toque de la mantequilla casera es lo mejor de lo mejor. En nada os pongo como hacerla en casa sin despeinaros. Nos ponemos en marcha con el horno?
INGREDIENTES
* 115g mantequilla
* ralladura y zumo de 1 limón grande
* *1/2 taza de azúcar
* 1/4 taza de miel
* 1 cucharadita de extracto de vainilla
* 1 y 3/4 taza de harina blanca
* 1 cucharadita de bicarbonato sódico
* 1/4 cucharadita de sal
* 1/2 taza de azúcar glass
ELABORACIÓN
1. Pre calentar el horno a 180°.
2. En un bol grande mezclar la mantequilla en pomada, el azúcar, miel, extracto de vainilla y la ralladura y zumo del limón. Unir la harina tamizada junto con la sal y el bicarbonato sódico, mezclar todo muy bien. Envolver la masa resultante en papel film y meterla en la nevera como mínimo durante 30 minutos.
3. Cortar porciones de la masa del mismo tamaño a ser posible y hacer bolas con ellas, colocarlas ligeramente separadas entre sí sobre papel de horno sobre la bandeja. Hornear durante 8-10 minutos o hasta que la base de las galletas comience a dorarse ( parecen demasiado blandas, pero al enfriarse cogen consistencia. Si las dejáis más tiempo quedarán más crujientes pero igual de deliciosas). Dejar enfriar en la misma bandeja durante unos minutos, con cuidado traspasarlas a una bandeja para que se enfríen completamente. Pasarlas finalmente por azúcar glass para su presentación.
Sencillas, con toque cítrico y deliciosas. Si las horneáis durante más tiempo serán más crujientes y si seguís mi tiempo de horneado quedarán blanditas y jugosas. Vosotros elegís . Que os aproveche!!