Tengo que reconocer que la masa me costó trabajarla más de lo habitual, porque quedaba una textura más terrosa, pude solucionarlo calentando la masa con la mano antes de darle forma a las galletas integrales.
Ingredientes
-150 gr de mantequilla sin sal
-300 gr de harina integral
-75 gr de azúcar moreno
-1 huevo
-2 cucharadas soperas de semillas de lino
Calentamos la mantequilla hasta obtener textura pomada y la mezclamos con la harina, el azúcar, las semillas de lino y el huevo, mezclando bien hasta que consigamos que todos los ingredientes se integren.
Queda una masa bastante arenosa, nada compacta, lo solucionamos volcandolo en papel film y aplastándolo bien formando un rollo compacto.
Dejamos reposar la mezcla en la nevera unos 30 minutos para que se solidifique la mantequilla y coja cuerpo.
Pasado el tiempo estiramos la masa con la ayuda de un rodillo ( a mí me gusta coger pequeñas porciones e ir trabajándola poco a poco, me resulta más sencillo).
Cortamos las galletas con ayuda de un cortapastas, las ponemos en una bandeja de horno y horneamos durante 8-9 minutos a 180°.
Sacamos y dejamos enfriar un poco para que no se rompan al cogerlas.
Si las guardamos en un recipiente hermético aguantan varios días sin perder ni su sabor ni su textura.
Aunque son un poquito más sanas que las galletas normales, gracias a su aporte en fibra, debemos consumirlas con moderación ya que tienen una importante cantidad tanto de mantequilla como de azúcar.
Ahora ya sólo queda un buen café o chocolate caliente para acompañar estas deliciosas galletas integrales.
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Bon a petit.
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