Cuidado, que vengo con un experimento de los míos.
Y no un experimento cualquiera, no. Uno de los mayúsculos. De los que pueden ser una gran triunfada y elevarte al olimpo de los dioses o un gran error y hundirte en la miseria.
Bueno, vale, igual he exagerado un poco (sólo un poquito) pero para que os hagáis una idea:
Comida de Navidad, que ya hace años que se hace en “Chez Kuinetes”… Los invitados repiten año tras año, será que no está tan mal ;)
No es la primera vez que pasa, pero la chef de Casa Kuinetes, como le gusta aquello de sorprender a los invitados, se dedica a “improvisar” con el menú de Navidad.
A ver, no en todo el menú.
Hay un plato que es intocable: la escudella con su pilota, eso siempre está en el menú de Navidad y tiene inmunidad perpetua.
Pero el resto, véase los entrantes, el segundo y los postres, esos sí son volúbles como el viento.
En la pasada Navidad decidí hacer unos entrantes así como un poco “fashion”, a riesgo de acabar preparando cosas de chefecillo de tres al cuarto con ganas de destacar.
Además, para no perder las costumbres, a la aventura: sin haber hecho un piloto antes jejeje
De los tres que hice hay uno que os lo quería enseñar como fuera.
¿Por qué?, diréis.
Vale, primero lo enseño y luego os cuento qué tiene de peculiar.
¿Esto es un gambón ahogándose en un vasito de salsa?
Noooo…
Esto son gambones en salsa de queso y cítricos con crumble de almendra, que dicho así viste mucho más :)
Pero lo mejor viene ahora.
De aspecto, bueno, supongo que un experto los mejoraría.
Pero de sabor, y ahora me cuelgo una super medallota… no :) (¡mírala ella, qué chulita!).
Serví estos gambones en vasitos con unas minicucharitas por si alguien quería comerse el gambón y luego sacar un poco más de salsa, que tuviera con qué hacerlo sin perder el glamour.
Pues el glamour se vino abajo.
No por las cucharitas, no… ¿os imagináis a 9 personas sentadas en una mesa rebañando con pan la salsa, metiendo trozos de pan dentro del vasito de cualquier manera, acompañando con la cucharita, sólo les faltaba chupar el vaso… mientras repetían “qué rica está esta salsa”, “qué bueno está esto”… y yo los miraba ojiplática?
Esto, señores, es el orgullo más grande que puede sentir un cocinero. No les puedo estar más agradecida ^_^
Y su reacción es la que me hizo pensar que realmente debía estar riquísimo y tenía que compartir con todos este experimento exitoso.
Tras repetir esta receta y mejorarla un poquito (la primera vez que la hice no llevaba el crumble de almendra) tengo que admitir que sí, la salsa es algo escandaloso. Muy muy muy muy rica.
¿Por qué le he añadido el crumble esta vez? Bueno, aunque estaba buena la primera vez eché en falta algo que le diera una textura distinta. Si no, el gambón con la salsa tiene textura a gambón con salsa… Obvio, lo se. Pero si no fuera porque la salsa es de cítricos, casi me recordaría al cóctel de gambas, y algunos ya sabéis qué opino de ese plato ;)
Quería algo crujiente pero no demasiado. Que no moleste ni en textura ni en sabor pero que tampoco pasara desapercibido… y creo que con este crumble de almendra lo he conseguido :)
Ingredientes
6 gambones
Para la salsa de queso y cítricos
75 grs. de queso tipo Philadelphia, Kiri, etc
El zumo de 2 mandarinas
El zumo de media lima
Un pellizco de sal
Un poquito de pimienta negra
5 ramitas de cebollino
Para el crumble de almendra
20 grs. de almendra molida
40 grs. de harina
20 grs. de mantequilla fría
unas gotas de zumo de lima
Preparación
1. Empezaremos preparando la salsa, que una vez hecha se puede dejar reposar en la nevera. Metemos en el vaso de la batidora el zumo de las mandarinas, el de la lima, el queso fresco, sal y pimienta. Lo batimos durante unos 2 minutos, que quede una textura parecida a una mayonesa un poco clara.
2. Picamos el cebollino muy fino y lo mezclamos con la salsa. Ya está preparada y la podemos dejar reposar en la nevera hasta el momento de servir
3. Para el crumble mezclamos bien la harina con la almendra. Le añadimos unas gotas de zumo de lima y la mantequilla bien fría y cortada en cubitos.
Lo amasaremos de la forma habitual para hacer un crumble: pellizcando la mezcla para que forme unas migas y cuidando de que no se caliente demasiado la mantequilla. Si eso pasara lo dejaremos reposar en la nevera
4. Calentamos el horno a 200 grados y ponemos la masa de crumble extendida en una bandeja unos 4-5 minutos. Tiene que ponerse levemente dorado. Mucho cuidado de que no llegue a ponerse de color canela, pues en ese punto la almendra ya sabría amarga y no nos interesa.
Lo sacamos del horno y lo dejamos enfriar
5. Cocemos los gambones. Para ello os cuento un truco que aprendí en el taller de Sushi para que queden bien rectos una vez cocidos. Utilizaremos unos palitos como los de pinchos. Pasamos un palo por la parte superior del cuerpo del gambón, a lo largo, desde justo debajo de la cabeza hasta llegar a la cola. Así:
Ponemos un recipiente hondo, donde quepan los gambones de pie, con agua y sal y la ponemos a hervir. Cuando hierva metemos todos los gambones con el palo durante 2 minutos. Luego los sacamos y los ponemos en un recipiente con agua con hielo para parar la cocción.
7. Retiramos los palos de los gambones y los pelamos hasta dejar solamente la colita.
8. Para emplatarlos lo que hice fue poner salsa en un vasito para añadir más al gusto de cada uno (y se añadirán más, os lo aseguro). Ponemos los gambones en el plato y los regamos con la salsa. Por encima espolvoreamos un poco de crumble y estarán listos para servir y comer.
Es un aperitivo riquísimo… y… oye, ¿qué estáis haciendo aquí todavía? ¡venga, todo el mundo al mercado a comprar gambones para hacer este entrante!.
Eso sí: tened listo el pan y preparaos para ver cómo los invitados se ponen a mojar pan en la salsa como si no hubiera un mañana.
º0º