No hay nada mejor que empezar el año estrenando un regalo de Navidad, y más si es para estropearle a ese amigo o familiar querido su propósito de "Este año me pongo a dieta", que de todas formas tampoco iba a cumplir.
Son muchos los tipos de gofres que existen, cómo los waffles o gofres americanos, esponjosos y similares a una tortita, los gofres de Virginia, que se hacen con harina de arroz o de maiz, o los de lieja, más pequeños y densos que estos deliciosos y crujientes gofres belgas. No os desesperéis, pensamos quemar nuestra nueva gofrera para publicar todas la variedades en nuestra sección de recetas. ¡Manos a la masa!
Igredientes: (para 4 gofres grandes o 12 pequeños)
Para la masa:
250g de harina de uso común
150g de azúcar blanco
10g de azúcar avainillado
3g de sal
200mL de leche entera
25g de levadura fresca (podéis encontrarla en cualquier supermecado)
100g de mantequilla
2 huevos medianos
Para los toppings o decoración:
Chocolate para postres
1/2 vaso de nata (crema de leche) para cocinar
Una nuez de mantequilla
Frutos rojos variados
Azucar glacé (opcional)
Elaboración: (Dificultad: media)
¡Abróchate el delantal y manos a la masa! Pon a calentar a fuego medio la leche entera, cuando temple, retiramos un poco de ella a un vaso y reservamos, al resto de leche aún en el fuego le añadiremos la mantequilla. Una vez se haya derretido la mantequilla por completo, retiramos del fuego. A la leche que tenemos separada, le añadimos la levadura fresca desmigada y removemos con la ayuda de un tenedor, que quede una pasta líquida y sin grumos.
Cascamos los huevos y separamos las yemas de las claras. éstas últimas las reservaremos a parte, y añadimos las yemas a la leche con mantequilla. Removemos hasta que queden completamente incorporadas. Ten cuidado de que la leche no esté excisivamente caliente o las yemas cuajarán, el resultado que buscamos es ligeramente cremoso.
En un recipiente grande tamizamos la harina con el azúcar blanco, el azúcar avainillado y la sal. Hacemos un volcán o un crate en el centro de la harina y, poco a poco, añadimos la leche con la levadura y la crema. Remueve con cuidado con la ayuda de una varilla manual o de una cuchara de palo. Una vez hayamos logrado una masa espesa y homogénea, similar a la de una masa de bizcocho, taparemos el recipiente con film y dejaremos reposar entre 40 y 60 minutos. Tiempo suficiente para montar las claras a punto de nieve.
Transcurrido el tiempo de reposo, nos encontraremos con una masa esponjosa que habrá duplicado su volúmen principal. Desgasifícala removiendo con una cuchara de palo o lengua. Añade las claras a punto de nieve mezclándolas con muchísimo cuidado, usa una lengua y haz movimientos envolventes, de abajo a arriba. Ten paciencia y sigue hasta que queden las claras completamente incorporadas a la mezcla.
Calentamos la gofrera tapada siguiendo las instrucciones del fabricante. Algunas llevan indicadores de luz, otras emiten sonido, aségurate de cómo funciona la tuya y ve frotándote las manos.
Una vez esté la gofrera a punto, engrasa con aceite o mantequilla las chapas de la máquina con la ayuda de un pincel o un papel de cocina. Añade la mezcla a cucharadas y extiéndela, ten cuidado de no pasarte pues al taparla la masa crecerá y corre peligro de desbordarse y que se queme. En nuestra gofrera, a temperatura máxima los gofres quedan en 5 minutos crujientes por fuera y esponjosos en el interior. El manual de la vuestra os indicará el tiempo y temperatura, aunque lo normal suele ser 10 minutos como mucho a temperatura máxima.
Decoramos los gofres con frutos rojos, miel, azúcar glacé o un chocolate caliente elaborado al baño maría con el chocolate para postres, dos dedos de nata (crema de leche) para cocinar y una nuez de mantequilla. ¡Y ya podemos degustarlos! Templados saben mejor.