Ingredientes para dos personas:
Aceite de girasol, 1 vaso
Aceite de oliva “virgen extra”, 3 cucharadas
Cebolla, 1
Guisantes congelados, 200 g
Huevos, 2
Patatas pequeñas, 2
Sal fina, al gusto
Utensilios:
Cacerola de tamaño mediana
Colador grande de cocina
Cuchara de madera
Cuchillo grande y afilado
Espumadera
Sartén grande y antiadherente con su tapadera
Sartén pequeña
Tabla para cortar
Elaboración:
Pela y corta las patatas en dados pequeños (como si fueran para hacer ensaladilla).
Llena una cacerola con el agua suficiente para cubrir las patatas y llévala a ebullición.
Cuando el agua comience a hervir añade una cucharadita de sal fina, las patatas y los guisantes congelados y déjalos cocer a fuego vivo hasta que ambos ingredientes estén tiernos.
Cuando los guisantes y las patatas estén en su punto aparta la olla del fuego y escúrrelos sobre un colador grande de cocina.
Seguidamente pela y pica la cebolla en julianas.
Vierte las tres cucharadas de aceite de oliva en la sartén y caliéntalo a fuego medio.
Cuando el aceite haya alcanzado la temperatura deseada, echa la cebolla picada, sazónala al gusto y déjala que se cocine por espacio de 12 minutos o hasta que esté tierna. Realiza esta operación con la sartén tapada, de esta forma aceleramos el proceso.
A continuación agrega las patatas y la cebolla a la sartén y saltéalo todo.
Después incorpora el jamón serrano en tiras o en trozos y vuelve a saltear. No tengas mucho tiempo el jamón en la sartén o de lo contrario se quedará muy seco.
Aparta la sartén del fuego.
Vierte el aceite de girasol en la sartén pequeña y caliéntalo a fuego alto.
Casca los huevos y fríelos a tu manera.
Sirve los guisantes, la cebolla y las patatas en los platos y corona cada uno con un huevo frito.
Sencillo y delicioso.
Grande es aquel que para brillar, no necesita apagar la luz de los demás.