Cuando me enteré que había salido elegida por sorteo la letra T, inicial del ingrediente con el que se debería elaborar la receta, supe que iba a ser el té y efectivamente, vamos, que si no quieres té, té y medio ya que puedo decir que es una de las pocas cosas que no me gusta nada, nada, nada ..., pero tampoco era plan de renunciar a las primeras de cambio, así que me lié la manta a la cabeza y empecé a informarme un poco de todo este mundo del té porque realmente es un mundo que desconocía por completo.
Después de hacerme una pequeña composición de lugar, elegí el té matcha por ser uno de los más populares en oriente por su sabor, versatilidad y propiedades.
Como receta, desde el primer momento tuve claro que iba a hacer helado, no me digas por qué, quizás pensé que al ser un postre fresco me iba a gustar aunque sólo fuese un poquito.
No te voy a engañar, el helado no me gustó, pero no porque la receta estuviera mal desarrollada, porque el helado quedó con muy buena textura y muy cremoso, pero nada, no hay forma, no me gustaba el té y sigue sin gustarme, a mi me van los sabores dulces y el té además de tener un sabor muy fuerte, dulce, lo que se dice dulce no es y tampoco me pareció justo cargarme el helado añadiéndole mucha más azúcar de la que suelen llevar las recetas de helado para hacerlo a mi imagen y semejanza.
Pues nada, como para gustos hay colores, aquí va la receta del helado de té matcha, que a mí no me guste no quiere decir que no te pueda gustar a ti.
INGREDIENTES:
200 ml de leche entera
8 g de té matcha
60 g de azúcar
40 g de azúcar invertido
3 yemas de huevo
200 ml de nata (crema de leche) para montar
MODO DE PREPARACIÓN:
Comenzamos preparando una crema de té matcha. Para ello calentamos la leche, excepto dos cucharadas, a fuego medio.
En un bol mezclamos el té matcha, una cucharada de azúcar y las dos cucharadas de leche que teníamos reservadas y removemos hasta obtener una pasta de color verde intenso.
Cuando la leche esté caliente le añadimos la mezcla de té matcha y mezclamos con unas varillas hasta que quede todo bien integrado pero con cuidado de que no hierva.
En otro bol ponemos las yemas junto con el resto de azúcar normal y el azúcar invertido, mezclamos y añadimos a la leche caliente. Removemos y esperamos a que hierva ligeramente un par de minutos manteniendo el fuego siempre bajo.
Retiramos y dejamos a temperatura ambiente hasta que enfríe.
Montamos parcialmente la nata (crema de leche) y le añadimos la crema de té matcha mezclando con movimientos envolventes.
Pasamos a un recipiente y enfriamos en la nevera durante una hora, pasada la cual vertemos en la cubeta de la heladera y mantecamos durante 30-35 minutos (o el tiempo indicado por el fabricante).
Cuando ya tengamos el helado cremoso lo pasamos a un recipiente con tapa y al congelador hasta el día siguiente.
Sacamos del congelador 10-15 minutos antes de consumir.
Se puede adornar con unas hojitas de menta o hierbabuena.
Ya tenemos nuestro helado casero de té matcha listo para degustar, ¡espero que te guste!.