¡Qué maravilla de plato! No sé quién lo inventó pero deberían darle el Príncipe de Asturias por lo menos. Y es que ¿Quién es el valiente que le dice que no a unos huevos rotos con su jamoncito? Está de rechupete y lo mejor es que se cocina en un abrir y cerrar de ojos. Además son ingredientes que siempre tenemos en la nevera, así que es un plato-recurso ideal para cualquier ocasión y tan sencillo que hasta para una aprendiz de cocinillas como yo está chupao. Así que no hay excusas ¡Todo el mundo a comer huevos rotos!
(Cantidades para 2-3 raciones)
INGREDIENTES
- Un par de patatas medianitas
- Dos huevos
- Dos lonchas de jamón ibérico
- Aceite de oliva o girasol para freír
- Sal
- Pimienta negra
PREPARACIÓN
¿Manos limpias? ¡Empezamos!
1. Limpiamos las patatas, las pelamos y las cortamos en tiras finitas, en rodajas, a cuadrados o como más nos apetezca. Las salamos y reservamos.
2. Ponemos la sartén al fuego con un dedo de aceite y cuando esté caliente empezamos a freír las patatas, removiendo de vez en cuando y dándoles la vuelta para que queden bien doraditas por todos sus lados.
3. Una vez las patatas están doraditas, las retiramos y las dejamos en una fuente forrada con papel de cocina para retirar el exceso de aceite.
4. En la misma sartén donde hemos freído las patatas, cascamos los huevos y dejamos que se cocinen durante unos minutos.
5. Mientras, retiramos el papel de cocina de la fuente, salamos las patatas y disponemos encima las lonchas de jamón ibérico.
6. Una vez listos los huevos los retiramos de la sartén con la ayuda de una espumadera y los colocamos encima de las patatas y el jamón. Echamos un poquito de sal y pimienta negra al gusto y ya lo tenemos. Servir bien calentito y romper los huevos con cuchillo y tenedor en la misma mesa.
Ya veis que en la foto los huevos no están "rotos" porque fue trocearlos y volaron literalmente. La próxima vez que los haga frenaré a los comensales para hacerles una foto como Dios manda.
¡Espero que os haya gustado! :)