Hace unos días he estado en Sevilla, en la Plaza de San Francisco, visitando una tienda que abrió sus puertas el 14 de Febrero y que supone un "reconocimiento" de un producto ligado a la historia de los productos artesanales sevillanos. Me recibió Purificación Portillo, alma de la tienda, una emprendedora con una importante experiencia en el sector cuyo objetivo principal es acercar al público el sabor tradicional y único de unos productos elaborados de manera muy cuidada y con ingredientes naturales.
La tienda de Inés Rosales es un lugar muy agradable, un espacio amplio y acogedor a la vez, con una decoración muy cuidada en la que predominan lo detalles rústicos, me gusta muchísimo el toque que le dan los cestos, las cajas de madera, las alpacas de paja... las chicas que atienden son muy amables y están siempre dispuestas a ayudar; allí podemos encontrar, además de las exquisitas tortas de aceites dulces y saladas, productos de otras empresas andaluzas y sevillanas de repostería tradicional, magdalenas, roscos, piñonates, mieles, mermeladas, frutos secos, chocolates con aceite de oliva, vinos de diferentes bodegas...
En ésta época la tienda está repleta de polvorones y hojitas Marytrini, de lotes y cestas, todo preparado para dar el pistoletazo de salida a la Navidad.
No podemos dejar de lado nuestras tradiciones, por eso me encanta visitar una tienda que veo como un punto de encuentro gastrónomico en el que se pueden degustar y catar sabores únicos.
Para mí, esta tienda es un proyecto para conservar la tradición de un producto que supone un símbolo de la ciudad de Sevilla.
Y como los productos de Inés Rosales son tan buenísimos, los elegí para organizar una merienda prenavideña con familiares y amigos.
Los cortadillos de cidra y las tortitas nevadas de canela , las tortas de aceite,con naranjas sevillanas o con tomillo, fueron sin lugar a dudas el triunfo total entre todos los que allí estábamos, incluso Antonio, que tiene diez meses, quiso probar una torta con naranja.
Todos repetimos, nos comimos las tortas y los cortadillos de dos en dos, y el chocolate con aceite de oliva voló (hay uno con pétalos de violetas que está riquísimo); a algunos los pillamos in fraganti por tercera vez.
La verdad es que Inés Rosales fue todo un acierto, a todos nos encantó, reunimos productos de ayer y de hoy en una misma merienda que, por la compañía y el ambiente hay que repetir.
Y es que, Inés Rosales, entra en nuestros hogares también en Navidad.
Gracias a Inés Rosales, gracias a Purificación Portillo y gracias a Ángela Ochoa, hacéis un trabajo inmejorable y os merecéis todo lo bueno que os pase.
*GASTRO POST EN COLABORACIÓN CON INÉS ROSALES