Seguro que conocéis a alguna de esas personas a las que gracias a su atractivo se le perdona todo.
En nuestro bosque ese es Liebre. El clásico niño mal de casa bien con una educación exquisita y una peligrosa atracción por el lumpen.
No creo que haya nadie que no haya sufrido alguno de sus timos o sablazos, pero la última vez casi llega la sangre al río. A mi, como a los demás, me costó creer sus disculpas y su arrepentimiento, por eso desde entonces no lo pierdo de vista.
Hoy es la carrera benéfica a favor de la Asociación de Jubilados y Liebre ha venido para congraciarse con la comunidad, ganando claro.
No es que lo tenga difícil, en el sorteo le he tocado la tortuga, un tipo bastante estrafalario que hoy ha venido equipado con un kit de calentadores y cinta del pelo que habría vuelto loca a Eva Nasarre. Su mal gusto es tan grande como su buen rollo y me da un poco de pena, porque tiene toda la pinta de creer que realmente tiene posibilidades.
Liebre le ha vacilado un poco, lo justo para ser gracioso sin ser ofensivo, pero yo ya no le paso una.
Al dar la salida el pobre galapago ha salido lo mas rápido que ha podido, es decir pisando huevos, mientras la liebre se quedaba bromeando con los jubilados. Discretamente he pegado la oreja y casi me da algo cuando he visto que de redimirse nada.
El muy canalla estaba colocandole a los vejetes una partida de preferentes. Gracias a su despliegue de encanto no le ha costado ni dos minutos convencerles para gestionar sus ahorros y eufórico, el maldito se ha lanzado tras su rival.
Como ya sabéis los que habéis leído Caperucita me se todos los atajos, así que no he sudado mucho para alcanzarle.
¿Me siento mal por invitarlo a mi mesa? La verdad es que no, creo que este final es perfecto, he evitado mas injusticias y he reciclado las sobras...Si Dexter y Hannibal tuviesen un hijo sería yo.
Y la verdad es que la cara de la tortuga al romper la cinta no tiene precio asi que se ha venido a celebrarlo tan contenta.
Además tenía unas ganas locas de probar esta receta del blog gastroadikta que me llevé cuando nadie me veía, ji,ji
Conejo en escabeche con puré especiado de calabazA
1 conejo grande troceado
1 cebolla grande picada
2 dientes de ajo laminados
150 ml de aceite de oliva
200 ml de vinagra de manzana
250 ml de vino blanco
Especias
1 c.p de bolas de pimienta negra
1 c.s de semillas de enebro
6 ramas de tomillo
2 hojas de laurel
La cáscara de 1/2 limón
Para el puré
300 gr de calabaza troceada
1/2 cebolla
1 c.t de jengibre molido
Sal
Salar cada trozo de conejo y doraralo en la cazuela en la que abremos puesto el aceite. Cuando esté todo rehogado poner una capa de carne, la mitad de la cebolla, el ajo y las especias. Poner otra capa de conejo y encima el resto de la cebolla. Tapar y dejar a fuego medio 6/8 min. para que la cebolla sude bien.
Añadir el vino y el vinagre y cocinar a fuego suave 1 hora. Si se queda seco podemos añadir un poco de agua.
Para hacer el puré cocemos con poca agua la calabaza con la cebolla y el jengibre, unos 20 min. Trituramos y servimos como guarnición.
Este plato mejora de un dia para otro, por lo que podemos guisar el conejo el dia antes y preparar el puré justo antes.