Esta semana estoy rememorando las recetas de mi madre, pero esta vez algo tuneada, vamos que me gusta innovar las recetas de toda la vida, darles algo de colorido y modificar los ingredientes buscando la excelencia. Con esto no quiero decir que he conseguido la excelencia, lo que ocurre es que he logrado que sean más esponjosos y se conserven mejor ¡vamos todo un logro!.
Yo siempre he vivido en el campo y cuando era pequeña la vida resultaba menos complicada, recuerdo que mi madre compraba leche pura de vaca, vamos recién ordeñada, y no pasaba nada. Ahora eso es algo rarísimo. Para los que no lo sabéis la leche pura de vaca contiene una cantidad de nata (crema de leche) asombrosa, mi madre la hervía, esterilización casera, y cuando se enfriaba podía tener un dedo de grosor la nata (crema de leche), así que mi madre sacaba esa nata (crema de leche) con delicadeza y preparaba deliciosos lazos de nata (crema de leche).
Ahora es mucho más complicado conseguir una nata (crema de leche) de esa calidad, de modo que ya los lazos no quedan igual. Por este motivo he modificado la receta de mi madre y en lugar de nata (crema de leche) he utilizado nata (crema de leche) agria. El resultado ha sido magnífico y os animo a prepararlos.
Ingredientes:
400 g. de nata (crema de leche) agria (crema agria)
200 g. de azúcar
600 g. de harina
1.c.c. de bicarbonato sódico
1 copa de licor de anís
1 huevo
1 vaina de vainilla o extracto de vainilla
una pizca de sal
Para decorar:
sprinkles de colores
coco rallado
almendras en trocitos
Elaboración:
Para empezar es importante mezclar los ingredientes húmedos con la vainilla, es decir, la nata (crema de leche), el huevo, el licor y las semillas del interior de la vaina de vainilla. ¿Porqué os pido vainas de vainilla? Es muy sencillo, es la mejor forma de conseguir el auténtico aroma, sin artificiales. Además es muy fácil de hacer, le hacemos un corte a la vaina de arriba a abajo y luego con la punta del cuchillo raspamos las semillas, es sorprendente el olor tan agradable y nada excesivo de las semillitas.
Luego añadimos el azúcar y mezclamos.
Ahora comenzamos añadiendo la harina junto con el bicarbonato sódico, pero te aconsejo que lo hagas de poco a poco, tal vez con 500 g. de harina tengas suficiente, pero si notas que al amasar se te pega demasiado a los dedos o a las variilas de la amasadora eléctrica, si es que la usas, puedes añadir otro poco. Un buen consejo es parar a descansar cinco minutos cuando la masa se calienta demasiado con nuestras manos, de esta forma evitamos añadir a harina en exceso.
Cuando nuestra masa esté compacta, la cubrimos con film transparente y la guardamos en la nevera un mínimo de media hora. Es por lo que he comentado anteriormente, esta masa se calienta con facilidad con nuestras manos y eso hace que se nos pegue.
Pasado el tiempo de reposo de la masa es hora de calentar el horno a 170º C. Luego cogemos trozos de masa, de unos 30 g. aproximadamente. Bueno yo suelo dividir las masas, cortándolas con un cuchillo para que no se desgarren y se bajen, y luego las peso para que todas tengan un tamaño similar.
Con un trozo de masa formamos un churro y luego lo entrelazaremos en forma de lazo, es muy similar a querer hacer la letra &.
Colocamos todos nuestros lazos en una bandeja de horno y los espolvoreamos con lo que mas os guste, en mi caso he hecho unos con almendras, con coco y otros con sprinkles de colores.
Recomiendo no separarse demasiado tiempo del horno pues en 10 o 15 minutos ya están listos, desde que notes que adquieren un color dorado los puedes retirar del horno y colocarlos sobre una rejilla para que se enfríen bien y no se suden con el calor.
Una vez fríos tan solo te queda una cosa ¡Comer! ¡ñam, ñam!
Fuente: este post proviene de Comedere Panis, donde puedes consultar el contenido original.
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