¿Qué les apetece? Así es el enunciado del indice del blog. Cuando comencé a subir recetas de cocina a la red a través de “Mi cocina” virtual, quise simplificar al máximo el conjunto de recetas y platos que podían localizar en el blog, lo resumí quizás demasiado; con el paso del tiempo he intentado ampliarlo, y me he dado cuenta de que no debo “tocarlo” y deshacer lo que hace un par de meses comencé a “retocar”.
Me refiero concretamente al apartado “salsas”, lo abrí no hace mucho, llegué a catalogar unas 22 y llegué a la conclusión de que serían casi tantas como recetas de carnes, pescados y pastas sumadas todas juntas......así que he de quitarlo.
Realmente he perdido la cuenta de la cantidad de salsas tan diferentes que llego a preparar, no quiero nombrar ninguna, pero es que “Mi cocina” es muy salsera.
Las salsas son la magia de la cocina, realzan y alegran nuestros platos con sus sabores y texturas y sobre todo hace que resulten más apetitosas, sobre todo las carnes que a mi entender son los platos que más lo necesitan.
Con las salsas intento dar “cuerpo”, jugosidad, sabores y aromas concentrados hasta el punto de completar o formar parte del principal ingrediente del plato.
Pienso que el principal objetivo de una salsa es el de servir de acompañamiento, en la mayoría de los platos que cocino.
Son muchas y difícil para mi de enumerar en éste momento, sí que me gusta hacerlas, crearlas, generalmente con una base, con mis propias directrices, dejando que mi imaginación vuele, de improvisar, de aprender de otras cocinas e intentando sorprender el paladar de quienes disfrutan mis platos, de quienes andan por “Mi cocina”.
En ésta ocasión me sorprendió a mi ésta receta que ví preparar a Begoña en su blog: Las recetas de Marichu y las mias; y mejor ocasión no tendría para cocinar con una magnifica sidra que curiosamente nuestros amigos Diego y Ana nos trajeron desde Asturias.
Para prepararlo:
Cortar un lomo de cerdo (pesó un kilo aproximadamente) en filetes gruesos y cada filete en varios trozos, salándolos al gusto.
Cubrir el fondo de una cazuela con aceite de olive virgen (sigo usando de Riogordo, malagueño) y freir los trozos de lomo hasta que se doren por todos los lados (con cuidado de que no se quemen).
Retirar los trozos y reservarlos.
Mientras, precalentar el horno a 180º C.
Cortar una cebolla en juliana (en trocitos) y en el mismo aceite donde se ha dorado la carne pocharla a fuego medio, salándola, hasta que esté tierna y comience a dorarse.
Volver a incorporar la carne, añadir dos vasos de sidra y dos hojas de laurel.
Llevar a ebullición, tapar la cazuela y meterla en el horno durante aproximadamente una hora.
Sacar la cazuela del horno y agregar cuatro cucharadas soperas de nata (crema de leche) ( ligera, especial para cocinar) dos cucharadas soperas de Mostaza de Dijon y perejil picado. Probar de sal.
Remover bien y cocinar durante cinco minutos.
Servir muy caliente y acompañar de un puré de patatas, o de manzana como aconseja Begoña, de unas verduritas, de.........o mojando mucho pan.
Esta es la botella de "sidra natural", asturiana, que me ayudó, junto con la receta de Begoña a degustar tan rica salsa.
¡¡ Buen provecho !! Y disfruten de las salsas....
Esta entrada quiero dedicarla a dos personas muy, pero que muy "salseras" en todos los sentidos y amplitud de la palabra, mis dos hijos con todo el cariño y amor de su madre (la palabra salsa, proviene del latín "salsus" que significa salado, en principio el condimento esencial de las salsas).