Ya os conté unas entradas atrás, que a mi suegra le habían regalado carne de caza. Esta es la segunda parte. El lomo de ciervo. Sigo diciendo que me sorprendió su sabor y su ternura, aunque, evidentemente, el solomillo era muchísimo más tierno.
Cómo estamos en temporada de fresas, me pareció que una buena manera de hacerlo sería combinando los dos sabores. El resultado fue una salsa de fresas delicada y una carne deliciosa, que juntas estaban para chuparse los dedos.
Ingredientes:
1 lomo de ciervo
Vino tinto
La piel de media naranja
Sal
10 o 12 fresas
Vinagre de Módena
Miel
Preparación:
La noche anterior ponemos el lomo a macerar con el vino y la piel de la naranja.
Al día siguiente, cortamos el lomo a rodajas no muy finas y preparamos la salsa.
Ponemos un chorrito del vino de la maceración en un cazo al fuego. Mientras esperamos a que hierva, batimos las fresas hasta obtener un puré. Las agregamos al vino junto a un par de cucharadas de miel y un chorrito de vinagre de Módena. Dejamos que reduzca y espese.
Ponemos la plancha al fuego y vamos haciendo la carne. Lo aconsejable es dejarla al punto. Si la hacéis demasiado es probable que se vuelva correosa o dura.
Una vez hecha la carne, le añadimos sal gorda por encima y un poquito de la salsa. El resto lo sacamos a la mesa en una salsera para que cada uno le ponga a su gusto.
Notas:
Tanto la miel como el vinagre de Módena es a gusto de cada uno. Yo prefiero que quede dulzón.