Será porque mi mami se llama Magdalena, que por eso me gustan tanto... Síiiiii, hoy, aprovechando las últimas fresas de la temporada, os traigo unas magdalenas o madeleines que es como se las conoce en Francia.
Las magdalenas son unos bollos esponjosos que generalmente tienen forma de concha. No hay que confundir las magdalenas españolas con las francesas ya que las españolas tienen una forma similar a los muffins y las francesas adoptan formas diversas.
Los ingredientes en ambas son los mismos: se utilizan huevos, harina, levadura, mantequilla y ralladura de limón, pero en las francesas los huevos se baten mucho hasta que aumentan su volumen o incluso se separan y se montan las claras a punto de nieve para que aporten mayor ligereza a la masa.
Sus orígenes son inciertos y sobre ellos hay diferentes versiones. Por un lado tenemos la versión de la región francesa de Lorena, que dice que las madeleines deben su nombre a una criada francesa que se llamaba Madeleine Paulmier que le sirvió estos bollitos al rey de Polonia Estanislao I Leszczynski que tenía su palacio en Commercy.
Otra versión que se remonta a la época de los peregrinajes a Santiago de Compostela cuenta que una joven llamada Magdalena, servía a los peregrinos unos dulces con forma de concha (símbolo del peregrinaje a Santiago). De esta manera las magdalenas y su popularidad se extendieron a lo largo y ancho del territorio español.
Y no podemos olvidarnos de la famosísima magdalena de Proust, en la escena de "En busca del tiempo perdido", en el que el narrador moja una madeleine en su té y empieza a revivir recuerdos y sensaciones de su infancia. Por eso la expresión "magdalena de Proust" viene a significar todo aquello que nos trae recuerdos de nuestro pasado.
Seguro que antes de contaros todo esto ya estabais convencidos de preparar estos "mini bizcochitos" que si no los habéis probado nunca os los recomiendo, por su sabor delicado y su tamaño perfecto para no "pecar" mucho con el dulce.
Ideales para desayunos y meriendas. A mi me encantan simplemente acompañadas de un vaso de leche fría y si me apuráis, sin glaseado, quizás con un poco de azúcar glacé espolvoreada por encima y nada más.
Las de hoy llevan frutas, como os decía las últimas fresas de la temporada que ya me da penita que se acaben, pero hay que reconocer que ahora nos llegan un montón de frutas de verano también muy ricas y con las que en breve nos pondremos manos a la obra para preparar dulces riquísimos.
Ingredientes
Para las madeleines
3 huevos
150 gr. de azúcar
2 cucharaditas de ralladura de lima
Una pizca de sal
140 gr. de harina
½ cucharadita de levadura
135 gr. de mantequilla sin sal, derretida
80 gr. de fresas picadas
Para el glaseado
¾ taza de azúcar glacé
2 cucharadas de zumo de lima
1 cucharada de puré de fresa
Elaboración
Engrasamos el molde de las madeleines con mantequilla derretida y lo colocamos en el congelador para que se enfríe mientras preparamos la masa.
Batimos los huevos, el azúcar, la ralladura de lima y la sal durante 5 minutos, hasta que blanquee y aumente de volumen.
Tamizamos la harina y la levadura y la añadimos a los huevos, poco a poco integrándola con movimientos envolventes.
Agregamos la mantequilla en la masa y batimos un poco más hasta que la mantequilla esté incorporada. Por último, agregamos las fresas en trocitos y mezclamos. Cubrimos el recipiente con papel film y refrigeramos 1 hora.
Precalentamos el horno 210º C,
Vertemos la masa con ayuda de una cuchara en cada uno de los huecos del molde, lo suficiente para llenarlos aproximadamente ¾ de su capacidad.
Horneamos durante 10 minutos, o hasta que los bordes adquieran un color dorado. Desmoldamos y pasamos a una rejilla para que se enfríen. Podemos tomarlas así o acompañarlas con un glaseado de fresa.
Para preparar el glaseado de fresa, batimos el azúcar en polvo, el zumo de lima y el puré de fresa.
Una vez que las madeleines están frías las sumergimos en el glaseado y las volvemos a colocar en la rejilla para que suelten el glaseado sobrante.
Si decidís glasearlas es mejor que las consumáis inmediatamente. Sino podéis guardarlas en una lata por ejemplo y os durarán un par de días sin ponerse duras.
Lo que yo os decía, ¡una verdadera delicia! Me encanta prepararlas con trocitos de fruta que no tienen porque ser fresas, podéis utilizar cualquier otra fruta como frambuesas, arándanos, melocotones, naranja... Se pueden preparar de multitud de sabores.
Riquísimas y muy sencillas de hacer ¿qué más se puede pedir? Yo, teniendo en cuenta que estamos en pleno mes de junio. sólo pediría que no hubiera que encender el horno para prepararlas...