Desde que hace más o menos un año, en un programa de Canal Cocina vi a Lorraine Pascal hacer una focaccia, tenía unas ganas tremendas de prepararla en casa. Parecía muy fácil y sólo requería un poco de paciencia porque la masa tiene que levar varias veces.
Decidí ponerme manos a la obra, y como los ingredientes que necesitamos para la elaboración son habituales en cualquier despensa, me animé a prepararla este fin de semana (no podía haber elegido un fin de semana que tuviera más cosas que hacer...). El sábado estaba horneando a las 23:30 h. así que dejé las fotos para el domingo por la mañana.
La focaccia es una especie de pan plano, de origen italiano y que está cubierto de hierbas aromáticas y otros productos alimenticios. Para su elaboración se utilizan cinco ingredientes básicos: harina, agua, aceite, sal y levadura.
Crujiente por fuera y esponjosa por dentro, así es la textura de la focaccia, muy relacionada con la pizza. Se puede tomar tanto en caliente, con el queso recién fundido, como fría, tipo snack. Está deliciosa de cualquiera de las dos maneras.
Cada vez se preparan más variantes de este pan. Algunas muy original y que me han llamado mucho la atención como la combinación de romero y limón, la de frutos secos, la de cebolla caramelizada, espinacas y tomates secos, la de vainilla y melocotones, la de maiz dulce y calabacín... En fin, hasta he visto una de boquerones en vinagre. Oh my God!!!
Para gustos los colores. Yo creo que ya puestos, y utilizando la receta básica de la masa, el resto consiste en innovar y hacer un poco como en las pizzas, y utilizar nuestras combinaciones de ingredientes preferidas o incluso, probar con combinaciones nuevas.
Mi combinación de hoy tenía antecedentes en forma de ensalada y es que, viendo también otro programa de Canal Cocina, descubrí la famosa ensalada de fresas, gorgonzola y espinacas de Sarah Graham, ensalada que he hecho en numerosas ocasiones y que siempre ha triunfado.
En realidad la focaccia de hoy es una combinación parecida, más dulce, porque el queso de cabra no es tan fuerte como el queso gorgonzola que se parece más a un tipo de queso azul y el glaseado de vinagre balsámico de módena le da un dulzor especial a este pan.
Ingredientes
330 gr. de harina (dividida en 3 partes)
240 ml. de agua templada
5 cucharaditas de levadura seca de panadero
3 cucharadas de aceite de oliva
3 cucharadas de azúcar
1 pizca de sal
1 puñado de fresas (en rodajas)
Sal gorda
Rulo de queso de cabra (al gusto)
120 ml. de vinagre balsámico
Menta fresca (picada)
Elaboración
En un recipiente ponemos el agua tibia y añadimos la levadura en forma de lluvia. Revolvemos para que se mezcle bien y a continuación añadimos un tercio de la harina y mezclamos bien para que no haya grumos.Tapamos con un paño y colocamos el recipiente en un sitio cálido o dentro del horno templado (lo hemos calentado un poquito previamente y apagado) y dejamos que leve durante 1 hora.
Transcurrido este tiempo, añadimos a esta masa el aceite, el azúcar y mezclamos bien. Agregamos la mitad de la harina y la sal y seguimos mezclando. Incorporamos la harina restante, mezclamos y colocamos la masa sobre una superficie enharinada y comenzamos a amasar.
Untamos un recipiente con un poco de aceite para que la masa no se pegue y la colocamos (en forma de bola) en él. Cubrimos con un paño y dejamos de nuevo que doble su volumen en un lugar cálido, durante 1 hora más o menos.
Trabajamos la masa sobre una superficie enharinada para quitarla el gas y la extendemos con ayuda de un rodillo dándole forma rectangular. Forramos un molde con papel de horno, lo engrasamos y colocamos la masa dentro de él y dejamos levar otros 30 minutos.
Precalentamos el horno a 190º C.
Cuando ha subido la masa, con ayuda de los dedos vamos haciendo agujeritos al azar en la superficie de la masa. Rociamos con aceite de oliva y cubrimos con rodajas de fresas y espolvoreamos con sal gorda.
Horneamos 30 minutos hasta que la focaccia esté dorada.
Mientras, preparamos el glaseado. Para ello colocamos el vinagre balsámico en una cacerola a fuego medio-alto y dejamos llevamos a ebullición, bajamos el fuego y dejamos que reduzca un tercio, revolviendo constantemente para evitar que se queme. Retiramos del fuego y dejamos que se enfríe completamente. A medida que se vaya enfriando, el glaseado quedará más espeso.
Sacamos del horno la focaccia y desmigamos el queso de cabra por encima. Metemos de nuevo al horno (sólo con el gratinador), durante 3 minutos para que el queso se funda levemente.
Dejamos enfriar sobre una rejilla. Cuando la focaccia esté templada rociamos con el glaseado de vinagre balsámico y espolvoreamos un poco de menta fresca picada.
Un snack ideal para una cena informal o un pan diferente para picotear entre horas, que tiene un sabor dulzón que contrarresta la acidez de las fresas y que aporta frescor, con las hojas de menta picadas.
Un bocado delicioso que os recomiendo que preparéis y que sobretodo os inventéis, como si de una pizza se tratase y le pongáis los ingredientes que más os gusten, salados o dulces, como prefiráis.
Ya me contaréis qué tal.
Fuente: este post proviene de Cook the cake, donde puedes consultar el contenido original.
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