El postre de hoy es de esos fáciles y resultones. Lo he hecho para aprovechar esas manzanas que se han puesto un poco pochas y llevan dando vueltas en la nevera días y días.
Cuando haces una cosa tan sencilla, que está muy rica si... pero que es simple también, no hay más que entretenerse en ponerlo bonito en unas copas. En este caso si compras un buen helado de vainilla y tienes a mano unas ramitas de menta (yo tengo por un tubo en la terraza) les plantas en la mesa un postre de lo más aparente como quien no quiere la cosa.
Las manzanas las puedes hacer cuando tengas ganas o cuando veas que les falta poco para acabar en la basura y las dejas en la nevera hasta que las vayas a utilizar porque se conservan perfectamente unos cuantos días y así tienes medio preparado un postre de lo más refrescante.
Ingredientes:
- 3 o 4 manzanas
- 1/2 vaina de vainilla
- 3 o 4 cucharadas de azúcar
- la piel de medio limón
- 1 cucharada de zumo de limón
- agua para cubrir
Elaboración:
1. Descorazonar las manzanas, pelarlas y cortarlas en gajos no demasiado gruesos.
2. Ponerlas en una sartén con agua que las cubra, pero sin pasarte, y una cucharada de zumo de limón. Llevar al fuego
3. Cuando empiecen a hervir le añadimos la piel del limon, y la vainilla abierta a lo largo junto con el azúcar.
4. Dejar a fuego lento hasta que las manzanas estén tiernas pero enteras.
Mételas en la nevera para que estén bien frías, ya te he dicho que las puedes hacer con días de antelación si quieres y luego sírvelas con helado.
En una copa chula y con un poquito de menta o hierbabuena queda un postre de lo más apañado.
¡Se van a chupar los dedos!
¡¡Hasta el viernes!!