Estas momias han venido de ultratumba con su amiguete, el Señor de la Muerte, a llevarse a todo aquél que se les ponga por delante. Yo de vosotros, la noche de Halloween me encerraría en casa y no se me ocurriría invocarlas mediante el conjuro mágico, pero allá vosotros con vuestra osadía...
Dicen las leyendas que este conjuro se debe de realizar sin un mínimo fallo. Si os atrevéis a realizar el conjuro a las doce de la noche, lo primero que oiréis será una especie de lamento. Al principio lo oiréis un poco lejos, pero cada vez estará más cerca... y el lamento será más desesperado. Son las momias, junto con el Señor de la Muerte, que vienen a buscaros.
Seguramente tendréis un momento de debilidad y lamentaréis haber realizado el conjuro, pero ya será demasiado tarde. Ahora ya no hay vuelta atrás. Ya podéis estar encerrados dentro de la caja fuerte más inexpugnable del planeta. Muy a vuestro pesar, comprobaréis que la puerta, poco a poco, se irá abriendo... y entrará una especie de niebla densa en la habitación...y un olor a podrido asqueroso.
Poco a poco, entrarán las momias... Si el conjuro se ha realizado correctamente, las momias pararán delante de vosotros y esperarán a oír vuestro deseo. El deseo se cumplirá de forma inmediata y se irán. El Señor de la muerte se quedará detrás de la puerta y no lo veréis. Sólo oiréis su lamento. Si el conjuro se ha realizado mal... pobres de vosotros, insensatos... Detrás de las momias entrará el señor de la muerte... y no pararán. Una vez haya entrado el Señor de la muerte, oiréis un sonido insoportable y notaréis que vuestra piel va cayendo lentamente a trozos...con un dolor insoportable. Moriréis de la forma más terrible que os podáis imaginar.
¿Os atrevéis a realizar el conjuro?
Ingredientes:
2 láminas de masa para empanada de forma rectangular
75 g. de Nocilla
75 g. de mermelada de fresa
1 huevo
40 g. de azúcar
5 g. de canela en polvo
25 g. de chocolate negro para fundir
Ojos de caramelo (Wilton Candy Eyes). Si no tenéis, podéis usar Lacasitos pintados con una gotita de chocolate, pero van mucho mejor estos ojos de caramelo.Realización del conjuro:
Precalentamos el horno a 180º con calor arriba y abajo. A continuación, extendemos la primera masa para empanadas y la cortamos en rectángulos de unos 6,5 x 10 cms. Usamos una regla bien limpia para ayudarnos.
Aquí ya tenemos los recuadros cortados.
Separamos los rectángulos y los ponemos en una bandeja apta para horno cubierta con papel para hornear. Seguramente no os cabrán todos en una sola bandeja y tendréis que hornearlos en dos veces. Aquí tenéis mi primera bandeja:
Y esta es mi segunda bandeja.
A continuación cubrimos los rectángulos con Nocilla, dejando un espacio en los bordes.
A continuación, seguimos con la mermelada. Para que sea más fácil de repartir, pondremos los 75 gramos de mermelada en un recipiente apto para microondas. Yo usé una taza.
Ponemos el recipiente en el microondas y programamos un minuto a potencia máxima. Una vez acabe el minuto, la mermelada estará más líquida y será más fácil de repartir.
Ponemos la mermelada de fresa sobre la nocilla. En la foto hay poca cantidad. Quedará más sangriento si le ponéis más.
A continuación, extendemos la segunda masa para empanadas y comenzamos a cortar tiras. Serán de unos 6,5 cms. de largo y más o menos un dedo de ancho.
Batimos el huevo, y con un pincel, pintamos los bordes del rectángulo, con cuidado de no manchar de Nocilla los bordes.
Distribuimos las tiras de masa de empanada que hemos cortado formando aspecto de momia. Tened cuidado de dejar un trozo sin tiras en la parte superior con suficiente espacio para poner los ojos más tarde.
Cortamos el sobrante de los bordes de forma que quede una forma completamente rectangular.
Aquí tenemos las momias ya recortadas.
A continuación, pintamos las momias con el huevo batido. Tened mucho cuidado de que la masa no se ensucie con la mermelada o la Nocilla.
Aquí tenemos todas las momias pintadas.
En un recipiente ponemos los 40 gramos de azúcar blanco. Le añadimos 5 gramos de canela en polvo.
Removemos con una cuchara.
Esparcimos por encima de las vendas de las momias la mezcla de azúcar y de canela. De esta forma les dará un aspecto como de suciedad.
Introducimos las momias en el horno, que previamente habíamos calentado a 180º con calor arriba y abajo. Las horneamos hasta que estén doradas. Como cada horno es un mundo, no pongo tiempo. Una vez estén doradas, sacadlas del horno y ponedlas sobre una rejilla para que se enfríen.
Si las habéis hecho en dos veces, como es mi caso, antes de poner la segunda bandeja en el horno, esperad unos minutos hasta que el horno vuelva a coger los 180º de temperatura, ya que cuando se abre el horno, la temperatura baja.
Una vez estén frías, poned a derretir al baño maría los 25 gramos de chocolate negro para fundir. Para los que no sepan qué es el baño maría, tenéis que tener dos cazos: Uno un poco más grande que el otro. En el cazo grande, ponéis a hervir el agua, y en el cazo pequeño ponéis el chocolate.
Una vez esté hirviendo el agua, ponéis el cazo pequeño sobre el grande, donde está el agua hirviendo. Id removiendo lentamente con una cuchara. Tened cuidado de que no os entre agua en el cazo pequeño. Si os entra agua se os estropeará el chocolate. De esta forma, el agua hirviendo calentará el cazo pequeño y el chocolate se derretirá.
Una vez derretido, llenamos el hueco reservado para los ojos con el chocolate. Usamos una cuchara para ponerlo.
A continuación, ponemos los ojos de caramelo, con cuidado de no mancharlos con el chocolate.
Los ponemos a secar. Cuando se haya secado el chocolate, estarán listos.
Ahora sólo nos queda recitar estas palabras mágicas a las doce de la noche... "Mumia ab post mortem nobis supersit, venerunt ab inferno et parere mandatis meis"... y ateneros a las consecuencias...
¡Espero que os haya gustado la receta! Si es así, no os perdáis mis actualizaciones. Podéis seguirme haciendo click en "Me gusta" de Facebook, añadiéndome en vuestros círculos en Google +, en Twitter, o en Instagram.