Con lo que me sobró de la cobertura espejo de esta entrada, pude realizar la cobertura de estos pastelitos. La verdad que hice bastante cantidad y lo que me sobró lo pude guardar perfectamente en el congelador dentro de un bote de cristal sin problemas. Lo saqué el día anterior de bañar estos pastelitos y lo volví a calentar al fuego siguiendo los pasos de aquella receta, llegando a los 35 grados para bañar estos pastelitos que iban congelados
La cobertura no me quedó tan espesa como la anterior vez de las bizcobolas, pero me encantó el efecto ya que quedó muy brillante y con el difuminado de colores que podéis apreciar. Sinceramente, daba pena comérselos porque quedaron espectaculares
Estas elaboraciones no son complicadas, pero llevan muchos procesos diferentes y necesitan un tiempo de reposo, por lo que os aconsejo que os animáis con tiempo suficiente a degustarlos.
Lo primero que tenemos que hacer es la capa de frambuesa, yo no me complique demasiado y simplemente realice una gelatina de frambuesa tal y como nos indica el fabricante. Dispuse en un molde cuadrado dejando un espesor de la lámina de medio centímetro y deje enfriar por completo.
Para realizar la capa de mus, calenté 145 mililitros de nata (crema de leche) y cuando empezó a hervir, la deposité encima de un bol que contiene 200 gramos de chocolate blanco y 55 gramos de pasta de leche merengada. Lo mezcle todo bien hasta que el chocolate se deshizo, y agregue 6 hojas de gelatina previamente hidratadas en agua fría. Por último, monte 170 gramos de nata montada (crema de leche) y fui agregando a esta mezcla poco a poco hasta que se integró todo completamente. Esta mezcla total la deposité dentro de los moldes que podéis ver, solo hasta la mitad. Dispuse encima de esta capa la capa de gelatina ya solidificada y con forma redondeada. Y por último tapé esta capa de gelatina con una nueva capa de mus hasta llegar al borde superior. Lleve al congelador hasta que se enfríe por completo
Cuando tenemos la cobertura espejo a 35 grados, desmolde los pastelitos y los dispuse encima de una bandeja de rejilla, con otra bandeja por debajo para recoger la cobertura que sobraba al verter al verla por encima de los pastelitos.