De todos modos, ahora que voy siendo una señora mayor, he aprendido a no creerme todas estas cosas. Porque sí, soy una persona que tiende a los extremos. Y un poquito exagerada también. Y los árboles no me dejan ver el bosque y blablablablabla...
Así que, Montse, concentración. Respira hondo, que este invierno también se va a acabar... Mientras tanto, en mi plan maestro por consumir menos productos de origen animal, he experimentado con estas cositas tan bonitas que se llaman gnocchi di zucca {qué bonito suena todo en extranjero}, ñoquis de calabaza para los amigos.
Como sucede con los ñoquis de patata, son un plato no complicado, pero sí laborioso. Así que, estas cosas las reservo para los fines de semana, con tiempo y sin carreras. Porque aunque la vida sea a veces complicada y cueste salir de nuestros pozos sin fondo de desidia y perdición, hay que saber buscar el tiempo, la tranquilidad, la paz y encontrar ese rayito de sol que nos saque una sonrisa, aunque sea pequeñita, ese momento slow que nos permita tomar aire para seguir luchando, cada cual contra sus molinos {o gigantes, si es el caso}...
Ñoquis de calabaza {gnocchi di zucca}
Ingredientes para 4-5 personas
200 g de harina de trigo.
130 g de copos de patata.
500 g de puré de calabaza.
2 huevos batidos.
una pizca de sal y pimienta negra molida.
salsa de tomate {u otra al gusto} para servir.
Preparación:1. Lo primero que tenemos que hacer es asar la calabaza para obtener el puré. Nos hará falta aproximadamente el doble de peso de calabaza cruda. Para ahorrar tiempo, suelo hacerla en el microondas. Pelo la calabaza, la troceo ni muy grande ni muy pequeña, y la pongo en un recipiente de cristal con tapa sin nada de agua, unos 15 minutos, aunque esto depende de la cantidad y de cada microondas. La vais pinchando hasta comprobar que está blandita. Cuando esto sea así, pongo la calabaza en un escurridor y la dejo enfriar. Así pierde todos los líquidos, que podrían después estropear los ñoquis.
2. En un recipiente o bol, ponemos todos los ingredientes. Mezclamos con la mano hasta tener una masa uniforme; pero es importante no amasar demasiado, cuando más amasemos, más blandita estará la masa, y tendremos que añadir más harina. Y entonces los ñoquis nos quedarán duros.
3. Cuando la masa esté bien incorporada, la envolvemos en papel film, y la reservamos en la nevera durante 1 hora.
4. Sacamos la masa, cortamos porciones y formamos rulos sobre una superficie enharinada. Cortamos cada rulo en trocitos de 1 cm aproximadamente. También podemos hacerlos rodar sobre un tenedor para que tengan la forma clásica de los ñoquis, pero yo este paso me lo salto habitualmente, ya que es puramente decorativo. Cubrimos una bandeja con papel de horno y la espolvoreamos con harina, y dejamos reposar los ñoquis ya cortados durante otra hora.
5. Ponemos a hervir agua con sal. Cuando hierva, bajamos el fuego para que no haga borbotones y vamos poniendo a cocer los ñoquis en tandas. Se cuecen en un par de minutos, justamente cuando suban hacia la superficie del agua. Es importante estar atento e irlos retirando según van flotando.
6. Servimos bien calientes, con salsa de tomate u otra salsa al gusto.