Las vacaciones me han dado mucho de sí y como era de esperar, tenía que haber una publicación dedicada a Sevilla. Bueno, en realidad, fue una visita de apenas ocho horas. Un ida y vuelta que dio mucho risas, muchas conversaciones y sobre todo, mucha gastronomía. Un viaje express para descubrir enclaves como La Azotea y el Hard Rock Café.
Como os comenté en mi post anterior, las vacaciones me las dieron a última hora y tuve que ingeniármelas para intentar hacer lo máximo posible en poco tiempo y planificándolo rápidamente. La visita a la ciudad hispalense era obligatoria y más cuando he vivido allí seis años. Además, mi novio es sevillano, así que como comprenderéis, acudir es una norma obligatoria.
No me dio tiempo a mucho, ver a la familia y a algunos amigos. Sin embargo, intenté por todos los medios acudir a esos sitios que se te quedan en la lista de pendientes para la próxima visita. Uno de ellos fue La Azotea. Como me muevo mucho por comunidades dedicadas a las gastronomía, este lugar está muy de moda en Sevilla y todos hablan de ella. Así que embauqué a una amiga y a mi novio para ir allí. Existen cuatro azoteas en toda la ciudad. Primero acudimos a una que se encontraba en pleno centro (en la calle Mateos Gago), pero el aire acondicionado estaba estropeado y en agosto en Sevilla, eso es un problema. Así que nos desplazamos hasta otra azotea, ubicada en el centro también, pero más cerca al río (en la calle Zaragoza).
El local era pequeño, mas estaba a rebosar de gente, no había apenas sitio. Al principio, nos ubicamos en un tonel para esperar, tomándonos algo y pedimos mesa. La verdad es que el servicio fue estupendo, nos atendieron a la perfección, muy pendientes de nosotros. Recuerdo que pedí un vino que no tenían, pero me aconsejaron y me dieron a probar un blanco afrutado muy similar y dieron en el clavo. Así que desde aquí mi enhorabuena, porque además, nos pusieron aceitunas y como ya he comentado en otras publicaciones, me encanta que aun haya sitios en los que no se pierdan esta costumbre.
Cuando ya conseguimos mesa, que no tardamos mucho. Cogimos la carta y decidimos probar algo innovador, bueno, más bien como que obligué a comer algo distinto a mis acompañantes. Así que opté por un carpaccio de gambones para satisfacer mi curiosidad, y por algo de carne de receta tradicional, como fue presa.
Como observaréis en las imágenes, la presentación estaba muy cuidada y aunque me sermonearon por mi elección, ya que el carpaccio no triunfó, disfrutamos del sitio. Eso sí, me han hecho prometer que volveríamos, pero que yo no elegiría ningún plato. Después de La Azotea, acudimos al Hard Rock Café a comer el postre.
No sé si conoceréis la filosofía del Hard Rock, que no es otra que ser un local temático dedicado a la música rock, que es tienda y restaurante a la vez. En Sevilla está ubicado en el centro, justo en frente del rectorado. Es una especie de casa-palacio y llama mucho la atención, porque han mantenido la estética de edificio andaluz, con patio interno, pero decorado con guitarras, vestimenta rockera, etc.
Este lugar es muy famoso por su enorme copa de brownie con helado. Fijaos en la imagen de arriba, en la que salgo yo y comparad mi cabeza con la copa. Aun siendo para tres personas, no tuvimos valor de acabárnosla. Sin embargo, estaba riquísima y merece la pena probarla entre cuatro o más personas.
Como veis, fue una visita muy corta, pero intensa. Ojalá me hubiera podido quedar un poco más de tiempo, para poder haber escrito alguna reseña de restaurante, pero fue totalmente imposible. No me dio tiempo. Espero que igualmente os haya gustado y si vais por Sevilla, recordad que existen muchos lugares donde comer como Dios manda.
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