Hace más de quince años que horneo pan en casa, esto a que corresponde? al horno de estaño... bronce, ventilador de aspas doradas... jajajaja, es algo para celebrar eso está claro, porque hacer algo en casa tan primordial como el pan es para montar una gran fiesta. Ahora no os penséis que siempre he salido airosa eh? que va, y la culpa no ha sido siempre mía. Si hay algo que odio son las erratas en los libros. No puedo entender que con lo que cuesta para una editorial de dinero y esfuerzo que no se comprueben con guantes de látex y bajo microscopio láser si fuera necesario cada coma, punto y aparte y cantidades en los ingredientes. Hay libros de cocina a patadas actualmente, algunos muy buenos y otros que van perfectos para comenzar un fuego en la chimenea. Soy así de clara, a quién le guste bien y a quién no pues que se tome la molestia de allí de dónde copie la receta de prepararla en casa antes de pasarla al editor. Entiendo que cuando se hace pan no siempre se pueden poner las cantidades exactamente, no es como en la repostería, porque factores tan tontos como la humedad de la harina, el peso de los huevos, la temperatura de casa, las corrientes de aire no pueden ser iguales para tí que vives en Córdoba que para mí que vivo en el centro de Europa. Por eso siempre doy un margen de error, pero lo que no soporto es que no cuadra nada, ni siquiera la temperatura del horno!. Es que es molesto, uno se busca la vida encontrando la mejor materia prima, invirtiendo el tiempo en elaborar la receta, en pesar las cosas correctamente y cuando ves que eso no se va integrando y no se levanta ni con sistema polea pues te puede desanimar y quitarte las ganas de hornear pan en casa. Suerte que una ya tiene unos años de experiencia y conozco un pelín la textura de la masa, si me pide más líquido, si es mejor dejar reposar y no tocar más o por lo contrario trabajarla un poquito más. Hay ocasiones que me he levantado a las 5 de la mañana para poner en marcha un pan con masa madre y terminar a la tarde noche por conseguir una hogaza de las de toda la vida, de las de miga con agujeros como las de los quesos gruyère, una corteza que suena a música celestial al cortar y con un sabor y un aroma que supera a cualquier perfume de más de dos ceros en su precio. Es que no tiene precio, el esfuerzo merece la pena con creces. Y tampoco supone un gran trabajo, porque el proceso es lento por los tiempo de reposo y levado, ni mucho menos porque se tenga que estar con el pico y la pala dale que te pego a darle a la masa de pan. Por ello adoro y admiro tanto a esos panaderos que madrugan tanto, trabajan y ponen tanto cariño en sus obradores para que los cocinillas como yo nos animemos a crear panes en casa que se parezcan aunque sea un poquitín a sus obras de arte. Por eso, hoy como viene siendo habitual en éste blog en los últimos años, no podía faltar a la cita de uno de los días que más me gustan, el día internacional del pan y la alimentación. Worl Bread Day una gran iniciativa organizada por La Olla Suiza.
Estos panecillos que os traigo hoy son fáciles de hacer y son deliciosos recién salidos del horno. Cuando iba al cole, las monjas siempre nos decían cuando hacíamos pan que nunca jamás en la vida lo comiéramos recién salido del horno porque sufriríamos terribles dolores de barriga ... yo creo que lo decían para que no les dejáramos sin jajajajaja, 35 niñas hambrientas podrían destrozarles el convento por un pan recién hecho!!! Qué peligro teníamos!! Lo recuerdo como si fuera ayer, todas con harina hasta en la ropa interior, la bata con tropezones hasta en los bolsillos y tocando el pan aún con riesgo de sufrir quemaduras de tercer grado disimulando y diciendo..." madreeeee que ya está frío, que lo toco y no quema, nos lo podemos llevar al patio para probarlo?" jajajajajaja que tiempos! Estoy segura que ahí comenzó mi pasión por hacer pan. También es cierto que en mi caso a la fuerza ahorcan, porque aquí cuando nieva, hiela y hace tanto frío bajar a comprar pan me puede costar la vida o quizá una pierna, no quiero ponerme tan dramática jajajaja. Es normal tener diferentes harinas en casa y hornear al menos una vez a la semana. Yo uso masa madre, la tengo desde hace ya unos cuantos añitos y la verdad es que es mi tesoooooroooooo!! Cuando la gente viene a casa, les enseño las habitaciones, el jardín, el curioso búnquer y para el final mi querida masa madre jajajajaja, es lo que hay, me siento muy orgullosa de ella, es como un hijo más para mí.... crece, lo mimo, le doy de comer y encima no me da disgustos jajajaja. Venga vamos a dejarlo, yo creo que tanta tontería se debe a la medicación, estoy con un ataque de lumbago y no puedo ni ir al wc sola. La edad no perdona!! Vamos a ponernos el delantal y al ataque!!
INGREDIENTES
* 500g harina panificable
* 150g sémola de trigo fina
* 4 quesitos triangulares
* 1 cucharadita de sal
* 1 cucharada de azúcar
* 5g levadura seca de panadero o 20g de levadura fresca de panadero
* 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
* 2 cebollas rojas
* 250-300ml de agua tibia
* olivas negras
ELABORACIÓN
1. En un bol mezclar la levadura con el azúcar y un chorrito de agua, dejar levar unos 5 minutos.
2. En un bol grande mezclar la harina, la sémola, la sal y los cuatro quesitos hasta integrar bien. Unir el aceite y el preparado anterior de la levadura y con la ayuda de una cuchara mezclar bien. Incorporar de poco a poco el agua hasta obtener una masa que se nos despegue de las manos. Amasar unos minutos hasta obtener una masa elástica y homogénea, darle forma de bola, limpiar bien y aceitar el bol y acomodar allí la masa, cubrirla con papel film en un lugar sin corrientes de airey a temperatura ambiente hasta que doble su volumen.
3. Cortar una de las cebollas por la mitad y cortar medias lunas del grosor que deseemos. Reservar. Picar la otra cebolla finamente y reservar.
4. Una vez transcurrido el tiempo, volcar la masa sobre la superficie de trabajo ligeramente aceitada e integrar la cebolla finamente picada. Seguidamente dividirla en 4 porciones iguales. Formar una bola con cada una de ellas. Ir aplastando amorosamente con la palma de la mano hasta crear una oblea redondeada. Ir acomodando las medias lunas de cebolla todas orientadas hacia el mismo lugar y en el centro una oliva negra. Dejar levar 20 minutos. Hornear a 190°C durante 20-25 minutos.
No hay excusas para no ponerse a hornear, si no llegas a tiempo a celebrar el día internacional del pan, pues tienes por delante unos cuantos meses para practicar, amasar, divertirte y sobre todo disfrutar saboreando deliciosos panes que estoy segura saldrán de tu cocina. Que aproveche!!!