Estos pancitos los hice pensando en mis sobrinas, ellas emigraron junto a sus padres hace varios meses y desde entonces todo ha sido una montaña rusa de emociones: unos días estamos felices por saber que están todos bien, otros días sentimos su ausencia como un vacío enorme, un agujero negro que no tiene fin.
Lo cierto es que casi todos los que aquí vivimos estamos atravesando por lo mismo, lo que confirma una de mis hipótesis más ceñudas: que este país está BIEN jodido.
Sin ir muy lejos, la semana pasada estuve en el aeropuerto internacional (esta vez recibiendo a un familiar) quedé totalmente sorprendida al ver tal cantidad de ¡gente llorando!. Grupos familiares enteros, señoras con cara de mamá, gente escondida en una esquina con los ojos rojos, niños, abuelos y gente joven...todos despidiéndose de un familiar al que saben no volverán a ver en mucho, mucho tiempo.
Así como la risa es contagiosa, la tristeza y el llanto también lo son. Yo solo pude sentirme identificada, y con un nudo en la garganta traté de pensar en cosas más banales, porque sabía perfectamente por lo que estaban atravesando todas esas personas: para bien o para mal, ya nada volverá a ser lo mismo en sus vidas, cosa que no deja de ser emocionante, sí, pero también aterrador.
Y así, todos regresarían a casa esa tarde sintiéndose diferentes, seguirán sus vidas tratando en vano de no pensar en eso y llevarán esa herida por dentro sabiendo que permanecerá allí por siempre.
"La vida es feroz" como diría mi adorado hermano.
Pero basta de hablar de nuestras tristezas, dejemos el drama para otro día (la lluvia, las hormonas y escuchar a Chopin a primera hora de la mañana no están ayudando mucho). Volvamos a estos pancitos hechos con cariño para una par de sobrinas queridas, espero podamos hacerlos juntas cuando nos volvamos a ver algún día. Mientras, invito a todos los que me leen a que los preparen y los compartan, son tan fáciles que hasta los niños pueden ayudar a hacerlos (menos pasarlos por agua hirviendo, eso no es una buena idea).
Esta es una masa básica y fácil que se manipula en muy poco tiempo (no lleva doble fermentación). Lo realmente extraordinario es el baño de agua alcalina preparado con bicarbonato de sodio, es lo que hace que estos panes queden con ese color dorado intenso propio de los pretzel.
Los he llamado pancitos sorpresa porque no son tan comunes aquí (en otros lugares se conocen como pigs in a blanket) y nadie espera conseguirse con ese relleno.
La masa debe quedar ligeramente pegajosa, eso ayuda a que cierre bien al cubrir el relleno y no se abran cuando vayan al horno, yo ni si quiera he colocado harina en la superficie donde los amasé.
En Instagram pueden ver el video de cómo se arman.
Un vídeo publicado por El gato goloso | Maru Aveledo (@elgatogolosoblog) el
Yo he utilizado unas salchichas debrecziner que son ligeramente picantes, las corte a la mitad y preparé unos pancitos medianos; otra forma de hacerlos es con salchichitas de coctel, saldrán unos panes más pequeños, perfectos como pasapalos o merienda para los niños.
Ah! ¿ven ese huequito que se hace en el pan alrededor de la salchicha? sirve para llenarlo con mostaza, salsa de tomate o cualquier otra que les agrade.
PANCITOS SORPRESA
Pigs In a Blanket
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Ingredientes:
360 g (3 tazas) de harina todo uso
11 g (1 Cda.) de azúcar
15 g (1 Cda.) de mantequilla o margarina (a temperatura ambiente)
2 g (1/2 cdita.) de sal
6 g (2 cditas.) de levadura seca instantanea*
240 g (1 taza) de agua (1/4 de taza adicional de ser necesario)* levadura para pan (no polvo Royal como se conoce en España)
Para el relleno:
6 salchichas cortadas a la mitad (yo usé debrecziner que son un tanto picantes) ó 24 salchichas de coctelPara el baño alcalino:
2 litros de agua
12 g (1 Cda.) de sal
64 g (1/4 de taza) de bicarbonato de sodioSal gorda (marina) para adornar
Instrucciones
Mezclar todos los ingredientes secos para la masa (en amasadora o a mano) con 1 taza de agua hasta obtener una masa homogénea y compacta (10 minutos a mano, 5 minutos en amasadora). Añadir más agua -1 Cda. a la vez- de ser necesario hasta obtener una masa suave y ligeramente pegajosa, pero que no se pega a los dedos. Tapar y dejar reposar por 30 minutos.
Pre-calentar el horno a 200˚C. Engrasar con aceite una bandeja de horno (yo uso un silpat)
Preparar el baño de agua: combinar el agua, la sal y el bicarbonato en una olla (el agua debe tener al menos 4 cm de profundidad) llevar al fuego hasta que hierva.
En una superficie limpia, desgasificar la masa y dividirla en 12 partes iguales (24 si se utilizan salchichas de coctel)
Estirar cada porción de masa y colocar una salchicha, cubrir con la masa cerrando bien para cubrir por todos lados (ver video). Depositar sobre una superficie enharinada y tapar hasta que el agua hierva. Repetir con el resto de los pastones.
Sumergir los panes en al agua hirviendo (5 o 6 por tanda dependiendo del tamaño de la olla) por 30 segundos. Retirar con una espumadera y depositar sobre la bandeja de horno engrasada procurando que la "costura" quede hacia abajo (eso garantiza que los panes no se abran en el horno). Rociar son unos pocos granos de sal gorda.
Hornear los panes de 18 a 22 minutos hasta que adquieran un color dorado intenso (el color intenso es por el baño de agua alcalina) y hasta que al golpearlo por debajo suenen hueco.
Retirar los panes del horno y dejar enfriar sobre una rejilla (estos panes tienden a pegarse de la bandeja si no está bien engrasada)
Servir con mostaza, salsa de tomate, mayonesa o todas las anteriores.
Da para 12 pancitos medianos o 24 pequeños.
Fuente: King Arthur Flour
¡Feliz fin de semana!
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