Tan italiana como la carbonara o el pesto, por no hablar de Sophia Loren o Lucky Luciano, la panna cotta (nata (crema de leche) cocida) es uno de los postres más ricos con los que cerrar una buena comida. Elaborada a base de nata (crema de leche), leche y gelatina aromatizadas al gusto de cada uno, es usual acompañarla con mermeladas o compotas, con las que combina divinamente, sobre todo las de frutos rojos como grosellas, frambuesas o cerezas como en este caso, ya que el deje acido de estos frutos compensa el sabor un tanto empalagoso de la panna cotta. Y el culis (o coulis que es su nombre original: francés, cómo no) es una muy buena opción para dar color y sabor al plato. Y este culis es muy especial, ya que para su elaboración no se ha utilizado azúcar, sino un ribeiro blanco y una rodaja de lima. El resultado, me atrevo a decir, es de chuparse los dedos. Con perdón.
Ingredientes para cuatro personas
1/2 litro de nata (crema de leche) líquida
125 ml de leche
4 láminas de gelatina neutra
50 gr de azúcar
Una vaina de vainilla
150 gr de cerezas
250 ml de vino de ribeiro blanco
Una rodaja de lima
Ponemos las láminas de gelatina a hidratar en agua fría durante ocho o diez minutos.
Mezclamos la leche, la nata (crema de leche), el azúcar y las semillas extraídas de la vaina de vainilla, así como la propia vaina, y lo llevamos a fuego medio hasta que comience a hervir. Bajamos entonces el fuego y dejamos cinco minutos más, removiendo de vez en cuando y vigilando para que no se nos pegue.
Retiramos del fuego, colamos y añadimos la gelatina bien escurrida, removiendo cuidadosamente hasta que se haya disuelto.
Distribuimos en moldes, dejamos enfriar y ponemos en la nevera un mínimo de dos horas o hasta que haya cuajado la mezcla.
Mientras, preparamos el culis: Lavamos bien las cerezas, las quitamos el hueso y las ponemos a hervir a fuego suave junto con el vino y la rodaja de lima hasta que estén blandas y el vino haya reducido casi por completo. Ojo. no deben quedar completamente secas.
Retiramos la rodaja de lima y trituramos muy bien las cerezas, pasando la crema así obtenida por un colador fino. Reservamos.
En el momento de servir, desmoldamos la panna cotta, napamos con el culis y decoramos con un cereza deshuesada.