Tenía unas espinacas rondando por la nevera y como habitualmente me pasa, antes de que se pusieran malas tenía que realizar algo. Con la combinación con el queso que en mi opinión es perfecta, hice este pastel tan vistoso además de sabroso
Para realizarlo, hice una masa quebrada normal cuya receta tenéis aquí. La estiré en forma de círculo dejándola bastante fina. Metí dentro de un molde redondo dejando los bordes por fuera y rellene.
Para hacer el relleno simplemente pochamos una cebolla, y añadimos 200gr de espinacas rehogándolas. Una vez listas las metemos dentro de un bol con dos huevos y 100gr queso rallado. Batimos todo conjuntamente y metemos dentro del molde cubriendo con la masa quebrada. Quedamos los extremos como veis en las fotos hacia el centro. Horneados a 180° por 30 minutos dependiendo del tamaño de vuestro molde.
Son recetas así de sencillas de las que más tiró con el buen tiempo, ya que no apetece estar en casa. Además, este pastel mejora de un día para otro, y se puede comer frío
Con esta receta participo en el reto del mes de septiembre de "Color y Sabor de temporada" cuyo resto de propuestas tenéis pinchando aquí