También cuando estaba a dieta en vez de papa lo cambiaba por calabaza y en otros momentos hasta de batata por gustos distintos. Entonces había hasta 4 versiones en una mesa, porque ella nos malcriaba a todos.
Al ser uno de esos sabores que extraño, si bien nunca voy a conseguir el sabor de mi abuela, hago mi versión con algunos cambios a su receta. Aunque siga al pie de la letra la suya la mano de mi abuela era especial y no voy a poder igualarla jamás.
Pastel de papa, allá vamos
MEP
2 kg papa
Sal gruesa – cantidad necesaria
1 kg carne picada (sin grasa)
2 cebollas
1 cda. pimentón dulce
200 cc. puré de tomates (si te gusta más jugoso)
Aceitunas descarozadas cantidad necesaria o sea CERO, NADA, ¿A quién se le ocurre?
2 huevos duros
Hay gente muy descabellada que le pone pasas de uvas, al igual que a las empanadas. Están todos locos
1/2 taza queso rallado
Preparación
Hervir las papas con cáscara en una olla con agua y sal gruesa hasta que podamos clavar el cuchillo.
Pelar las papas, tratá de no quemarte pero la cáscara va a salir muy fácil.
Preparar el mejor puré del mundo, como más te guste, en esta receta no lo hice por no tener todos los ingredientes en cantidad suficiente, pero con nuez moscada, una yema de huevo, manteca o crema y queso rallado es “LA BOMBA”. Reservamos el puré.
Ahora procedemos a preparar el relleno.
Colocar en una sartén un chorro de aceite de oliva y rehogamos la cebolla, podés agregarle morrón también. Dejamos que se cocine.
Una vez que ya está cocida la cebolla le incorporamos la carne picada, la condimentamos con sal y pimienta a gusto, y el pimentón. Dejamos que se cocine y la removemos ocasionalmente para que no se pegue.
Cuando ya se cocinó la carne, le incorporamos el puré de tomates, dejamos reducir a gusto, apagamos el fuego. Ahora si viene la magia.
Pastel de papa, el armado
Aceitar apenas la base de una fuente y le ponemos la mitad del puré y esparcimos cubriendo bien la base.
Volcamos la mitad del relleno. ¿La mitad? Si la mitad, porque en ese momento cortamos los huevos duros y los esparcimos por toda la fuente así nos encontramos con el huevo en todo momento.
Volcamos el relleno restante, y lo cubrimos con la otra mitad del puré. Emparejamos, espolvoreamos con el queso rallado, y lo llevamos al horno previamente calentado a 240º hasta ver ese doradito que tanto nos gusta.
Después de todo eso, sacale una foto, presumí con tus amigos (quién no te va a envidiar si estás comiendo un clásico de clásicos) y a disfrutar.