Húmedo y arómatico; familar pero diferente. Quiero pensar que hoy saldrá algo positivo de entre tanta locura y cuando coma mi nuevo Pastel de zanahoria con virutas de chocolate, lo haré pensado en que todo va a ir bien.
Esta incertidumbre con la que vivimos los últimos días, me tiene un tanto descolocada, supongo que como a todos. Aquí estoy, en casa, devuelta a mis comienzos, escribiendo en mi blog para no caer por este precipicio que es la vida cotidiana. El restaurante está cerrado, como todos los lugares de ocio y que no son de primera necesidad. Recibo las noticias sobre el COVID-19 como si fueran un sueño y luego las proceso a mi ritmo, y no quiero creer todo lo que veo y leo. Me da la impresión de que las estadísticas solo sirven para desesperanzar, para machacar y hundir a las personas, que no pueden hacer nada más que esperar.
Parece que esta no va a ser una de esas entradas que te hacen sonreír, que traen mis recuerdos de la infancia, que evocan esos momentos irrepetibles que atesoro en mis escritos para no olvidar... esta será diferente, llena de la realidad que nos rodea y la inseguridad. Y me niego a estar así, a sentirme así por más tiempo. De forma que voy a ser la dueña de mis actos; voy a controlar aquello que puedo. Empiezo mi rebelión con este pastel. Cruzo los dedos.
Está cocinándose mientras escribo, el aroma de la canela invade toda la casa. Lo he formulado sobre el papel y lo he mezclado sin pensar mucho más en ello. No sé qué saldrá de mi acto de inconformismo... lo veré en un momentito.
Después de 3 alarmas fallidas, aquí está el resultado final. No hemos podido esperar a que estuviera frío para probar. Así, sin más, sin frosting de queso, sin glaseado... ni tan siquiera azúcar glass para decorar. El símbolo de mi autoafirmación y de mi fe en las personas es comestible y más que eso; es esperanzador.
Pastel de zanahoria con virutas de chocolate
Ingredientes:
-3 huevos-125 mililitros de aceite de girasol
-250 gramos de azúcar blanca o moreno molida
-25 mililitros de zumo de limón (1 limón)
-ralladura de 1 limón
-60 gramos de yogur natural o leche
-90 gramos de zanahoria rallada fina
-250 gramos de harina común
-10 gramos de levadura química
-pellizco de sal
-40 gramos de nueces troceadas finamente
-75 gramos de chocolate con leche o negro rallado finamente también
-1/2 cucharadita de canela molida
Elaboración:
Precalentamos el horno a 170ºC, con aire.Preparamos un molde para cake, alargado, con papel o lo que más nos guste.
En el vaso de la batidora u otro mezclador, incorporamos en primer lugar todos los ingredientes húmedos incluyendo el azúcar, dejando el la zanahoria rallada y la ralladura de limón para una segunda incorporación.
Batimos durante un minuto los anteriormente descrito y a continuación agregamos la zanahoria y la ralladura de limón, mezclando entre 10 y 20 segundos.
Naturalmente, si utilizar un mezclador menos potente que una batidora de vaso (como he hecho yo) deberías alargar el batido un poco más de tiempo.
En un bol con suficiente espacio, mezclamos en seco la harina, levadura, sal, canela, nueces picadas y chocolate rallado.
Agregamos la mezcla húmeda al bol, mezclando con unas varillas suavemente o una pala de goma.
Una vez esté todo integrado, vertemos en un molde alargado para cake o budin, empapelado y engrasado donde corresponda.
Coceremos en el horno precalentado durante 40 a 45 minutos. Te recuerdo que cada horno es un mundo aparte, por lo que te animo a pinchar tu pastel con un palillo o similar para comprobar que sale limpio. Cuando esté terminado esperar 10 minutos y desmoldar sobre una rejilla.
Se puede acompañar de fronsting de queso, nata montada (crema de leche) o lo que apetezca.
Para nosotros, hoy, al desnudo.
Gracias por leer.
xx Mariví.
Este artículo aparece por primera vez en el blog "Mariví en su cocina".