Este dulce no sé muy bien como calificarlo. No es una tarta ni un pastel aunque tenga la misma forma, no es un puding ya que no lleva pan ni restos de bizcocho, tampoco es un bizcoflan aunque lo parezca y lleve huevos, leche y se cuaje. Es, ese tipo de receta que podríamos denominar un fondo de armario, no requiere ingredientes rebuscados ni necesita de utensilios especiales, es fácil, muy facil de hacer y aguanta bien en la nevera algunos días y encima esta muy, muy bueno.
La receta me la pasaron hace muchos años y esta semana, pensando que postre haría para la cena de anoche me puse a rebuscar entre esas recetas que vamos anotando y acumulando con los años, por lo menos yo. Desempolvé las más antiguas y salió esta, como hacía años que no la preparaba y es una de las favoritas de mi marido y de una de mis mejores amigas y eran ellos quienes iban a comérsela no lo dudé y me puse a prepararla. Os dejo el paso a paso.
Me gustaría que si alguien la conoce y sabe su nombre me lo dijera, para mí ha sido durante mucho tiempo y sigue siendo el pastel de las 22 galletas
Ingredientes:
22 galletas María de las de toda la vida
6 huevos a temperatura ambiente
500 gr de azúcar
3 vasos de leche tamaño normal ( creo recordar que la medida del vaso es de 220 cc) a temperatura ambiente
125 gr de almendra molida
1 ó 2 cucharadas de agua
Modo de preparación:
Precalentamos el horno a temperatura media sin aire, unos 170º ó 180º, dependiendo del horno.
Preparamos un molde/ fuente o recipiente de tamaño mayor del que utilizaremos para el pastel y lo llenamos con agua a una altura suficiente para el baño María.
Trituramos las galletas hasta que estén totalmente molidas y reservamos.
Molde con caramelo suave
Apartamos unos 60 gr. de azúcar para preparar un caramelo de la siguiente forma. Ponemos el azúcar en un cazo con una o dos cucharadas de azúcar según la suavidad que deseemos del caramelo y lo ponemos al fuego a temperatura media y removemos sin parar con una cuchara de madera hasta que quede disuelto y empiece a tomar color, antes de que se queme retiramos y rápidamente porque se endurece enseguida lo repartiremos en el fondo y paredes del molde.
Mezclamos la leche con el azúcar restante removiendo bien hasta que se disuelva y le añadimos los huevos que habremos batido previamente sin que lleguen a espumar.
Así queda la mezcla de ingredientes antes de introducir al horno
A continuación añadimos las galletas y la almendra molida, removemos hasta que quede todo bien integrado y vertemos en el molde caramelizado.
Introducimos en el horno durante el tiempo necesario hasta que quede todo cuajado, el tiempo dependerá como siempre de cada horno. sacamos del horno y dejamos reposar hasta que se enfríe y lo pasaremos a la nevera sin desmoldar durante 3 ó 4 horas, debe estar bien frió para desmoldarlo, esto es importante ya que de lo contrario quedara pegado
Esta es la textura que debe tener al salir del horno
Detalle del corte con las dos capas diferenciadas y a la vez unidas
Este postre tiene la particularidad de que mientras esta en el horno, la mezcla de galletas y almendra sube a la parte superior y los líquidos bajan al fondo de forma que cuando lo desmoldamos dándole la vuelta queda a la inversa.
Espero que os haya gustado, a ellos les encanta.
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