Las patatas se pueden hacer de mil maneras diferentes y todas están deliciosas, cuando son nuevas me encantan simplemente cocidas con su piel y luego con un poquito de aceite y sal o bien con un poco de alioli están deliciosas.
Esta vez las he preparado así cocidas con su piel pero luego les he dado una vuelta de tuerca que ahora os explico y cuyo resultado fue fabuloso.
Para hacerlo solo necesitamos
4 patatas nuevas
Sal, pimienta
Aceite de oliva virgen extra.
Lo primero que hacemos es lavar concienzudamente las patatas, que no deben ser excesivamente grandes. Pondremos agua a hervir y cuando esté hirviendo añadimos una buena cucharada de sal y las patatas, dejamos cocer las patatas hasta que al pinchar estén bien tiernas en el centro.
Sacamos las patatas del agua y con cuidado de no quemarnos las partimos por la mitad, salpimentamos bien, a mi me gusta que tengan bastante pimienta.
Ponemos aceite en una sartén a calentar, cuando esté bien caliente ponemos las patatas con la piel hacia arriba, dejamos que se doren bien por la parte del interior antes de dar la vuelta y dejar que se hagan por la parte la piel.
Hacer la prueba que ya veréis que ricas quedan de esta forma.