Vivía con nosotros. En casa éramos seis: mis padres, mis hermanos, mi abuela y yo. Una convivencia que empezó cuando yo era muy pequeña, así que.... ¡¡imaginaros!! hemos tenido todo tipo de vivencias.
Mis padres trabajaban los dos, y ella era la que casi siempre cocinaba. Mis hermanos y yo llegábamos del colegio caninos perdidos al grito de "¿qué hay para comer?" y su respuesta siempre era "canguingos y patas de peces".... (frase que yo también digo ahora muy a menudo.... -esas cosas que uno hereda-).
El caso es que anécdotas y recuerdos mil no, millones, pero tranquiloooooosssss que no, no os voy a aburrir.
De sus guisos recuerdo muchos, y he intentado hacer alguno y la verdad es que no la llego ni a la suela del zapato ¡¡¡¡qué bien cocinaba la joia!!!!. Las croquetas, el pollo en todas sus variedades, los guisos de cazuela a fuego lento de los de chup-chup-chup; pescados, la paella (ummmm la salía de lujo!!!)... y un largo etcétera. Y curiosamente hoy os presento un plato que en si no tiene ná, pero ¡¡no sabéis lo que me gustaba!!!! bueno... y me sigue gustando.
Cuando veía la sartén de bechamel ya se me ponían los ojos como platos, y ya cuando veía esas bandejitas preparadas con las patatas para echar la bechamel... directamente salivaba.
Así que, a pesar de que os podría haber presentado cualquier otra receta, como sé que ni de coña la hubiera hecho como ella, os traigo ésta que es facilita y me sale más o menos igual, y en aquél entonces me gustaba casi tanto -o más- que cualquiera de las que os he comentado antes.
Patatas gratinadas con bechamel.
Simplemente pelamos, lavamos las patatas y las cortamos en rodajas.
Salpimentamos y freímos.
Una vez hechas las ponemos en cazuelizas que irán al horno. Las cubrimos con la salsa bechamel, espolvoreamos un poco de queso rallado y gratinamos.
¡¡¡Están de muerteeeeeeeeee!!!!
Si queremos podemos añadir alguna especia, o poner una base de tomate frito, pero os aseguro que no hace falta porque así, sin más, están buenísimas.
¡¡Buen comienzo de semana!!