Paris es una ciudad impresionante, una ciudad llena de monumentos, museos, plazas, iglesias y “bulevares” (paseos arbolados) que cautivan tanto a los franceses como a los visitantes por su belleza y elegancia y también es un referente para la alta cocina. En París, podéis encontrar los mejores restaurantes y chefs del mundo, así como la pastelería más famosa del mundo: Stohrer.
En 1725, Luis XV de Francia se casó con Marie Leszczyńska, hija del depuesto rey Stanislaw de Polonia. Parece ser que en su camino a Versalles para la boda, Marie se detuvo en Estrasburgo, donde le sirvieron un pastel tras la cena. Sí, eso fue amor a primera vista, ¡un flechazo vaya! y casualmente el pastel se llamaba “Puits d’amour” (pozos de amor). Marie convenció al chef para irse a París con ella.
Nicolas Stohrer se instaló en el Palacio de Versalles cuando llegó a Paris pero pronto se dio cuenta de la gran maestría de los pasteleros franceses y decidió quedarse en París para aprender de ellos. Tuvo mucho éxito con sus creaciones para la corte y logró convertirse en el panadero y repostero oficial del rey de Francia, Luis XV.
La pastelería Stohrer abrió sus puertas en 51 rue Montorgueil, ahora una calle comercial muy moderna, en el distrito 2 de París en 1730.
Si vas a la rue Montorgueil no dejéis de visitar los espectaculares escaparates de la Pastelería Stohrer. Puedes pasar horas y horas admirando sus pasteles, por supuesto, aunque la comida para llevar es igualmente espectacular, con ensaladas servidas en grandes cuencos de porcelana, “œufs en gelée“, “Bouchées à la Reine·, pasteles de hojaldre, y “tourtes” salados. ¡Impresionante!
Podéis encontrar una buena selección de pasteles franceses clásicos en Stohrer, pero el más famoso es el “Babà au rhum“, una masa de levadura empapada en muchísimo ron, untada con mermelada de albaricoque.
Otros famosísimos pasteles que podéis encontrar en la Pastelería Stohrer son las pirámides de chocolate, los éclairs de chocolate, la “tarte aux framboises” y la “tarte aux pommes” y para los amantes del chocolate, las galletas de chocolate con vainilla de Madagascar cubiertas con una crema de cacao puro y ganache de chocolate negro. Y, por supuesto, los famosos “Puits d’amour”, pequeños pasteles redondos decorados con azúcar y rellenos de crema caramelizada o mermelada.
No dejéis de anotarlo en vuestras agendas ¡París bien vale una visita!