Quizás la expansión de las tecnologías y la electrónica, la televisión, internet, son medios que están provocando que el número de extranjerismos crezca exponencialmente.
Si éstos se mantienen y son adoptados por la mayoría tendrán que acabar siendo admitidos por nuestro diccionario. En muchos casos influenciadas por esnobismo en su más puro estado.
En la gastronomía es el galicismo (influencia Francesa) el extranjerismo que predomina en nuestro idioma, debido al áuge de la cocina francesa y sus técnicas culinarias.
Una de ellas es: papillot (los alimentos se cuecen en su propio jugo con el vapor que desprenden, se conserva mejor el aroma, el sabor y los nutrientes de los alimentos, ya que quedan cerrados en la envoltura, no teniendo posibilidad de volatilizarse).
Así que en ésta ocasión, el plato que propongo el nombre está influenciado por Francia, sin poder por mi parte poner otro a nombre. La receta es de un maravilloso libro que ocupa desde el pasado Sábado un lugar preferente en “Mi cocina”, llamado: Pasión por la carne. Sugerente nombre para ir disfrutando en mi cocina real y virtual de riquísimas recetas, que iremos compartiendo.
Como prepararla:
En papel de aluminio, previamente engrasado con mantequilla, colocar una capa de bacon cortado en tiras pequeñas, poner la pechuga de pollo entera, salándola previamente encima.
Echar tomillo al gusto y echar bacon por encima.
Cerrar la envoltura de forma que quede hermética.
Meter en el horno, precalentado a 180º C, durante unos quince o veinte minutos (depende del tamaño de la pechuga).
Mientras preparar la salsa:
En un cazo, echar el zumo de un limón, una cucharada sopera de azúcar morena, una cucharadita de café de sal, arándanos deshidratados (los compro en el Mercadona) y dos cucharadas soperas de mermelada de frutos rojos.
Remover y llevar a ebullición unos minutos, hasta obtener la consistencia deseada.
Quitar del fuego y reservar.
Sacar las pechugas del horno, abrir el paquete y escurrir todo el caldo que hayan soltado.
Sin quitarlas del papel de aluminio, regarlas con un poco de aceite de oliva virgen y volver a meterlas en el horno unos diez o quince minutos, a fin de que cojan color dorado.
Acompañar con patatas al horno ó cocidas.
¡¡ Buen provecho !!