Hay que ver lo agradecido que es el pollo. Aunque su sabor no sea muy intenso (salvo que sea pollo de corral), se puede preparar de mil maneras que combinan de maravilla con él.
Desde un simple asado pasando por un guisado, estofado, en salsa o a la plancha, siempre es una buena opción por las proteínas y poca grasa que aporta.
Hoy lo preparo con leche de coco y manzana, para darle un punto exótico y dulce. Ya veréis lo rico que está y lo rápido que se hace.
Para cuatro personas:
2 pechugas de pollo
250 g de champiñones
1 manzana
200 mL de leche de coco
100 g de queso mozarella o rallado para gratinar
aceite de oliva virgen extra
100 mL de caldo de pollo
1 cucharada de almendra molida
sal y pimienta
cilantroSe pone en una sartén un poco de aceite de oliva y se doran las pechugas unos minutos.
Se precalienta el horno a 180º C con calor arriba (gratinador).
Se lavan y laminan los champiñones y se cocinan en una sartén con un poco de aceite. Se añade la manzana también laminada o cortada en dados y se rehoga unos instantes.
Se añade el caldo de pollo y se deja que se cocine unos instantes. A continuación se incorpora la leche de coco, se rectifica de sal y se añade pimienta blanca.
Se añade la cucharada de almendras molidas y se deja que la salsa de champiñones y manzana dé un hervor.
Se introducen las pechugas en el gratinador cubiertas con queso y se mantienen hasta que se funda y dore el queso.
Se sirven acompañadas de la salsa, se espolvorean con cilantro picado y se comen de inmediato.
Yo las he acompañado con una sidra artesana natural del País Vasco, The Good Cider.