Hacer pimientos asados en casa es bien fácil.
Y el resultado merece mucho la pena. No digo que en una emergencia no compremos los envasados, pero si disponemos de una hora de tiempo es preferible hacerlos en casa. El sabor es mucho mayor y la certeza de saber que solo hay pimiento y nada más en lo que comemos. Porque con esta receta, que podemos considerar básica, tenemos el ingrediente prinicipal para un paté o una buena ensalada.
¡Vamos al lío!
INGREDIENTES:
2 pimientos rojos grandes de piel tersa
Un poco de aceite de oliva
PREPARACIÓN:
Lavamos y secamos bien los pimientos y los pincelamos con aceite de oliva.
Precalentamos el horno, calor arriba y abajo a 200º. Ponemos los pimientos sobre un trozo grande de papel de aluminio y horneamos unos 45 minutos, dando una vuelta a los pimientos cuando los veamos tostados por una cara.
Cuando los notemos tiernos, apagamos el horno y en el mismo papel de aluminio donde los hemos horneados los liamos durante un rato, unos quince minutos. Esto es para que "suden" y sea fácil pelarlos. Al acabar, le quitamos la piel que los recubre que es más dura y quitamos también el pedúnculo y las semillas. El jugo que ha soltado durante la cocción lo colamos y lo reservamos que nos dará mucho sabor en una vinagreta, por ejemplo.
Lavamos y secamos los pimientos. Los pintamos con aceite.
Los horneamos sobre un trozo grande de papel de aluminio. le damos una vuelta cuando los veamos tostados por una cara.
Cuando estén tiernos, los liamos en el papel de aluminio durante unos quince minutos.
Y así podremos quitar mejor la piel del exterior.
Guardamos el jugo que han soltado y ya tenemos listos nuestros pimientos para usar.