¿Os pasa lo mismo a vosotros? La verdad es que no sé por que me pasa, supongo que al cambiar de mes los remordimientos por los atracones que me he metido se me olvidan y ya no me siento culpable cuando le hinco el diente a una pizza tan rica y fácil como la que os traigo hoy.
Aunque he de confesaros que esta vez he hecho un poquito de trampa y la que os muestro aquí la preparé antes de navidades jeje pero, como ya os he dicho, he tenido que esperar a que se me pase el sentimiento de culpa post-navideño para poder mostrárosla ¡con lo rica que estaba!
Lo que más me gustó, además de su rico sabor, fue su preparación. Os aseguro que fue de lo más fácil. Sólo tienes que preparar la masa (si la quieres aún más fácil puedes comprarla preparada, pero el sabor no es lo mismo...) y poner un par de ingredientes encima y listo, ya tienes tu pizza. Además, se sale un poco de la típica pizza tradicional así que es ideal para combinar con otras cuando tienes invitados en casa, como hicimos nosotros y quedaron encantados, o para disfrutarla en una noche de pizza y peli ;).
Ingredientes (para 4 raciones)
250 gr. de preparado para pizza (harina con la levadura incorporada)
125 ml. de agua templada
3 cucharadas soperas de aceite de oliva suave
1/2 cucharada pequeña de sal
200 gr. de queso provolone
200 gr. de lacón
Pimentón dulce al gusto
Pimienta molida
Aceite de oliva virgen extra
Preparación
Para ir un poquito más rápido yo usé la KitchenAid para hacer la masa, pero si queréis hacerla a mano os dejo el enlace a esta receta para que veáis como preparé la masa sin batidora, os aseguro que no se tarda nada y queda igual de buena.
Si hacéis la masa con la batidora, tenéis que meter en el bol la harina, la sal y el agua templada y batir durante un par de minutos. Pasado este tiempo añade las 3 cucharadas soperas de aceite y sigue batiendo unos minutos más hasta que se convierta en una masa homogénea y no esté pegajosa.
Una vez que tenga esa consistencia haz una bola, métela en un bol y deja que repose entre media y una hora, tapada con un trapo para que la masa fermente bien.
Pasado este tiempo, pon a precalentar el horno a 240ºC calor arriba y abajo.
Cubre la bandeja del horno con papel para hornear, vierte unas gotas de aceite y extiéndelo por toda la superficie, así evitarás que la pizza se pegue. Coloca la bola de masa encima y con las manos untadas en aceite estírala hasta cubrir toda la superficie o hasta que tenga el grosor que más te guste.
Corta el queso a dados, repártelo por toda la masa y añade un poco de pimienta molida por encima...
Y el lacón cortado a trozos.
Mete la pizza al horno durante 25-30 minutos, o hasta que veas que la masa tiene un tono dorado y el queso se ha derretido ¿fácil verdad?
Ya solo queda sacar la pizza del horno, espolvorear el pimentón que quieras por encima y verter un buen chorro de aceite de oliva virgen justo antes de servir ¡os chuparéis los dedos!