¡Buenos días a todos! Un día más, estamos de vuelta al pie de los fogones dispuestas a daros ideas para esos días de poca inspiración pero con hambre de sobra ;) (¿somos las únicas a las que le pasa?) y, además, con más extradequeso que nunca.
Tengo que confesaros que nunca había probado esta combinación, pero como me encanta el provolone y la salsa putanesca (no sabemos de donde le viene el nombre ;)) es uno de mis básicos para acompañar la pasta en táper el otro día decidí lanzarme a innovar (¿quién dice que los experimentos sólo se hacen con gaseosa?) y el resultado final no pudo ser más bueno ¡tenéis que probarlo!
Ingredientes para 2 personas…
Masa de pizza fina.
1 rodaja de queso provolone.
1 bote de tomate natural triturado.
5-6 anchoas en aceite de oliva.
Un puñado de alcaparras.
Un puñado de aceitunas negras sin hueso
Aceite de oliva.
1 diente de ajo.
Con las manos en la masa…
En una sartén salteamos un diente de ajo picado en cachitos y, a continuación, añadimos las aceitunas cortadas, las anchoas y cocinamos unos minutos la mezcla aplastando un poco con un tenedor.
Ahora, añadimos el tomate natural triturado junto con las alcaparras y dejamos que la salsa reduzca a temperatura media. No hemos añadido sal porque las anchoas ya le dan el toque salao. Podéis añadir las especias que más os gusten: orégano, tomillo… le dará un toque riquísimo.
Una vez esté lista la salsa, cubrimos el fondo de una cazuela de barro (un recipiente apto para horno también nos vale) con ella y colocamos la rodaja de provolone encima.
Cortamos un círculo de masa de pizza un poco más grande que nuestro recipiente para preparar una “tapa”. Para este punto nosotras nos hemos ayudado con un bol. Cubrimos nuestro recipiente presionando los bordes ligeramente y pintamos con un poco de aceite de oliva.
Metemos en el horno precalentado a 200ºC durante unos 20 minutos, estará listo cuando la masa esté doradita, rompemos y ¡a mojar!