Hoy toca pizza con masa madre. ¡Está increíble! Desde hace ya tiempo preparo la pizza en casa y esta con masa madre es de las más ricas que he hecho. Si no habéis hecho nunca masa madre, podéis ver la receta aquí. No os preocupéis, puede parecer muy laborioso al inicio, pero en realidad solo hay que hacer un par de cosas cada día durante unos 6 o 7 días para poder tener vuestra propia masa madre activa y llena de burbujas. Después, la masa madre que os sobre la podéis guardar en el frigorífico durante semanas.
Volviendo a la receta de la pizza. Esta vez no me he complicado mucho la vida con los ingredientes. He preferido ir a lo seguro y usar cosas que siempre están ricas en una pizza: tomate crudo, orégano seco, mozarella, parmesano, champiñones y rúcula. Por supuesto, podéis usar los ingredientes que más os gusten, pero con estos acertaréis seguro. Espero que os animéis a prepararla...
Ingredientes:
570 g. de harina fuerza 11,7 % proteina
300 g. de agua sin cloro
60 g. de masa madre activa
10 g. de sal
Preparación:
Saca la masa madre del frigorífico y echa 50 gramos en un frasco de cristal. Añade otros 50 gramos de harina de centeno integral y 50 gramos de agua sin cloro. Mezcla bien y cubre con un paño. Deja el frasco en la encimera de la cocina hasta que doble su volumen y se llene de burbujas.
Cuando la masa madre esté activa, echa 60 gramos en un bol amplio y guarda en el frigorífico el resto de la masa madre en un frasco de vidrio tapado.
En el bol donde has echado los 60 gramos de masa madre activa echa la harina, la sal y el agua. Deja un poco de agua sin usar porque dependiendo de la harina que uses puede que no necesites toda.
Mezcla con una espátula hasta que la harina se humedezca bien. No es necesario amasar.
Coloca un trapo por encima y dejar reposar 2 horas a temperatura ambiente.
Pasado este tiempo, divide la masa en 4 porciones y dales forma de bola.
Guarda cada bola en un recipiente de vidrio ligeramente aceitado. Tapa y deja en el frigorífico de 2 a 5 días.
Cuando la masa esté lista, sácala del frigorífico y déjala a temperatura ambiente 2 horas.
Mientras, echa en un colador tomate crudo triturado para que suelte el agua. Añade un poco de sal y mezcla bien.
Corta los champiñones en láminas y trocea a mano la mozarella.
Calienta el horno. En el mío tengo la función Pizza que calienta solamente por abajo a 275 grados centígrados con ventilador. Si tu horno no tienen esta función, intenta imitarla lo más posible.
Coge una porción de masa y extiéndela con las manos sobre una superficie enharinada dejando los bordes algo más gruesos para que al hornear se hinchen más.
Colócala sobre papel de horno.
Echa un poco de salsa de tomate en el centro y extiéndela por toda la pizza. Espolvorea con un poco de orégano y coloca la mozzarella y los champiñones por encima.
Echa un poco de parmesano rallado y con una pala de madera o una bandeja de cortar verduras lleva la pizza al horno.
Pon la pizza con el papel de hornear en la parte inferior del horno (sin ninguna bandeja) y hornea la primera pizza durante 8 minutos. Las demás pizzas se harán antes porque el horno ya estará muy caliente.