Vale que nos llegó un poco tarde, pertenecemos a una generación marcada por 12 millones de episodios de «Dragon Ball Z», y de interminables temporadas y cuatro películas de «Las Tortugas Ninja», pero no vamos a negar que los «Pokémon» mueven miriadas de fans alrededor del globo. Al grito de ¡Hazte con todos!, un ejército de japoneses cargados con plumillas y tinta china, nos animaba a organizar nuestra propia colección de monstruitos cabezones que se enfrentaban entre ellos cual juego de cartas de rol en un oscuro local inundado por gente de olor extraño y lenguaje incomprensible. No os asustéis, seguramente será alto-élfico o Klingon, no muerden y el olor se va con un poco de gel y desodorante.¡Oh, amigos geeks!, esta creación va por todos vosotros. Porque también lo somos, porque también escondemos nuestras Pokebolas cargadas y listas para lanzarlas contra cualquiera que logre desafiarnos. ¡Hamburguesa contra cupcake! Lanzamos nuestro Pokémon que con suerte despedazará entre sangre y vísceras a nuestro archienemigo y adversario culinario representado por un Pokémon con forma de Bradwurst gigante saliendo de una cacerola.
Y es que ¡cómo gusta a los japoneses eso de meter cosas gigantes en pequeños contenedores! Empezaron con las cápsulas Hoi-poi y terminaron escondiendo bichos en unas pelotas. Nosotros lo mejoramos escondiendo ricos cakepops listos para saltar y conquistar tu vista y tu estómago. Hoy os enseñamos a hacer vuestras propias Pokebolas con Candymelts y un poco de fondant, suficiente para triplicar en volumen y peso a cualquier cakepop que hayáis hecho en vuestra vida y que podréis lanzar a vuestro enemigo con ánimo de aporrearle. Saldréis victoriosos sin duda.
INGREDIENTES
Cakepops, que previamente habréis hecho siguiendo nuestra «Receta de los cakepops»
Candymelts™ de color rojo y color blanco brillante.
Un poco de fondant negro y fondant blanco.
PREPARACIÓN
Antes de nada, nosotros hemos utilizado un pequeño hornillo para fondue que empleamos para calentar los Candymelts (aprox. 4eur por bolsa de 340gr.) que, como recordaréis, son pequeñas pastillas de sabor similar al chocolate blanco empleadas para realizar coberturas. Son espectaculares porque los colores son muy intensos, la cobertura es uniforme y no se agrieta con los cambios de temperatura, al contrario de lo que ocurre al emplear chocolate blanco o negro de cobertura.
Para fundirlos, podéis aplicar calor durante unos segundos en el microondas, parándolo para moverlos, o derretirlos calentándolos al baño María. Si os queda demasiado espeso, sólo hay que diluirlo con unas gotas de agua y remover hasta la extenuación o quedará una textura extraña de aspecto cortado. Los rojos al remojarse adquirirán un aspecto de pimientos del piquillo la mar de agradables, un poco asquerosos si pensamos en un hígado bailando la conga.
Admitid que desde que leísteis «50 Sombras de Grey» habéis cogido el gustillo a eso de autofustigaros. Unos golpecitos de muñeca activará vuestra circulación y en algunos casos la líbido... es mentira, os haréis polvo y jamás volveréis a bañar un cakepop.
Es el momento de elaborar los accesorios que convertirán nuestra pelotita abizcochada, en una auténtica pokebola de la que saldrá Robin Food para cocinaros un cocido madrileño. Para ello hemos amasado y extendido un poco de fondant blanco y negro. Si tenéis sólo blanco, podéis usar un poco de colorante en gel negro para teñirlo y amasarlo hasta que quede de un color negro uniforme.
¿Y qué te tenemos? ¡Una espectacular colección de cakepops sobredimensinados, gordos, hermosos, enormes y terriblemente pesados! ¡Las pokebolas comestibles! ¡Hazte con todas, cómetelas y que Pikachu y vuestro inodoro os coja confesados!