Quizás por ello en mi blog pueden encontrar al dia de hoy unas 170 entradas de platos populares y tipicos malagueños, con el toque personal de mi querida madre (cada maestrillo, tiene su librillo), aunque me quedan muchas, muchas por realizar.
Pero en ésta ocasión propongo una receta con aires orientales, chinos, que tanto gusta en “Mi cocina” y como siempre digo, la cocina es experimentar y pura química lo he preparado siguiendo estos pasos:
Trocear pechuga de pollo.
Poner los trozos de pechuga en un recipiente añadiéndo una cucharada de jengibre en polvo, un vasito de vino blanco de jerez seco y salar.
Dejarlo macerar en el frigo unas dos horas aproximadamente.
Echar en una cacerolita un vaso de caldo (del puchero o de pollo), el zumo de un limón y dos cucharadas de azúcar morena.
Llevar a ebullición.
Diluir una cucharada de maizena en un poco de agua fria y añadirla a la cacerola, remover y reservar la salsa.
En una sartén con tres o cuatro cucharadas soperas de aceite de sésamo (en su defecto aceite de oliva o de girasol) freir el pollo, salándolo previamente al gusto, sin que se llegue a quemar. Retirar el aceite.
Agregar dos o tres cucharadas soperas de la salsa y remover a fin de que el pollo se impregne por todas partes, pasado un ratito añadir el resto de la salsa cuidando de que no espese demasiado.
Al emplatar, adornar con rodajitas de limón.
Acompar con arroz cocido Thai o mejor aún un arroz tres delicias (pueden encontrar la receta en el buscador de mi blog).
¡¡ Buen provecho ¡!