Señoras y señores, os presento mi primer pollo asado en casa. Es decir, totalmente casero, hecho con mucho cuidado para que no se queme/ni se quede seco y del cual, estoy totalmente orgullosa. Denle un fuerte aplauso a mi nueva receta de pollo asado a la mantequilla.
En todas las nuevas recetas que hago, me suelen pasar dos cosas: o bien me queda tan bien, que cuando las hago por segunda vez no me salen igual; o bien, es un desastre de dimensiones catastróficas, en las que acabo enfadada y tirando el esperpento surgido.
Está claro, que en esta ocasión, la receta ha salido viento en popa, como el velero de Espronceda. La única pega que le saco, es que un pollo entero asado para una sola persona, es demasiado. Al final, me voy a tirar toda la semana comiendo pollo, ¡jajajaja!
INGREDIENTES:
Un pollo entero (totalmente limpio).
Mantequilla.
Miel.
Dientes de ajo.
Perejil.
Sal.
Pimienta.
Limón.
1º. Elaboramos una mezcla a base de tres cucharadas de mantequilla, dos de miel, tres dientes de ajo machacados, perejil, sal, pimienta y un chorrito de limón. Mezclamos todo bien y con esta mezcla pintamos nuestro pollo tanto por fuera como por dentro. Además, introduciremos un limón entero en el interior del pollo, para que le aporte un aroma cítrico.
La mezcla de mantequilla con el resto de ingredientes le otorgará, al pollo, una fina película que se dorará y le aportará un sabor inconfundible.
2º. Luego lo metemos al horno a 180º por arriba y por abajo y dejaremos que se cocine lentamente, alrededor de una hora, más o menos. Tened cuidado de que no se os dore mucho por encima.
Lo bueno de haber impregnado el pollo con la mezcla de mantequilla tanto en el interior, como en su parte externa. Es que al cortar el pollo, cuando lo sirvamos, saldrá todo el jugo que se ha creado en el interior (que es bastante) y tendremos una salsa estupenda para acompañar al pollo.
Además, yo he aprovechado esta receta y he elaborado como guarnición unas patatas al horno con ajo. Se han cocinado a la vez que el pollo, ya que he metido las dos fuentes a la vez. Las mismas, las he hecho con abundante aceite de oliva y removiéndolas de vez en cuando, para que no se pegaran.
La verdad, el pollo ha quedado increíblemente rico y eso que no me inspiraba mucha confianza mezclar mantequilla con miel. Pero debo admitir, que ha sido un acierto en toda regla.