Galan, galancillo.
En tu casa queman tomillo.
Ni que vayas, ni que vengas,
Con llave cierro la puerta.
Con llave de plata fina.
Atada con una cinta.
En la cinta hay un letrero:
“Mi corazón está lejos”.
No des vueltas en mi calle.
¡Déjasela toda al aire”
Galán, galancillo.
En tu casa queman tomillo. (Federico Garcia Lorca)
Alentados por una pronta primavera, voy embelesada mirando los bellos paisajes que me rodean en cada paso de camino a mi cocina. Una tupida y bellísima alfombra verde tapiza los campos y los parques que cada día cruzo para llegar a casa; el sorprendente ciclo de la vida, de éste festival primaveral que viste de color y olor antes de tiempo éste lugar que llamamos “el paraíso”, ésta Málaga que cautiva y enamora.
Las flores han hecho acto de presencia, pintando de amarillo, de rosas, blancos y azules ése hermoso verdor que me rodea. Los árboles muestran tímidamente sus primeras flores solapadas por el contraste de las ramas y hojas secas. Comienzan las mimosas, los almendros, los cerezos japoneses, naranjos y jacarandas de mis calles, dormidos durante el suave invierno, a despertarse, a mostrar sus mejores galas, sus maravillosas flores que brotan dando alegría, haciéndome recordar la visión de la vida y de la muerte: todo se regenera, todo se transforma.
Observo la fuerza de la naturaleza que da señales de vida en cada palmo, en cada rincón, en cada lugar que me rodea animando a los pájaros a que nos digan con sus cantos y gorjeos que están contentos, alegres, que la primavera está aquí, que ya por fin ha llegado.
Y con ella renacen nuevamente las plantas aromáticas: jara, romero, lavanda, tomillo.
Ésta última, el tomillo ha estado muy estrechamente vinculada a la cultura, a la historia, costumbres y gastronomía de Málaga, al igual que al resto de los pueblos que han habitado y habitan el Mediterráneo.
He podido leer que en en el antiguo Egipto los ramilletes de tomillo se hacían hervir para elaborar pócimas milagrosas, pero también para perfumar los cadáveres embalsamados en solemnes rituales funerarios. En la antigua Grecia el tomillo era considerado símbolo de fuerza, de energía y frenesí; incluso los galenos la usaban como medicina natural.
Lo cierto es que desde la más remota antigüedad la tradición popular lo ha venido empleando no sólo por sus cualidades medicinales, como insecticida, como aromatizantes, como conservante y por supuesto como condimento culinario.
Existen unas 40 especies distintas de tomillo; la mayoría son propias de la mitad occidental del Mediterráneo, y sólo en la península ibérica contamos con 28, algunas de distribución muy limitada.
El tomillo vulgar Thymus vulgaris es de largo la más común y el que más se ha utilizado en la provincia de Málaga como aderezo de nuestros platos más tradicionales.
Es por ello que nunca falta en “Mi Cocina”, fresco en primavera, seco en invierno..el tomillo aromatiza mis guisos.
En ésta ocasión ha sido el secreto de unos picantones al horno.
¿CÓMO LOS HICE?
INGREDIENTES:
1 picantón por comensal (el picantón es un pollo de un mes que suele rondar los 500 gramos, cuyo tamaño resulta perfecto para una ración individual), una rama de tomillo fresco, sal, aceite de oliva virgen extra y 4 dientes de ajo por picantón.
LOS PASOS A SEGUIR:
Precalentar el horno a 180º C.
Mientras introducir en cada picantón Los dientes de ajos sueltos, sin pelar haciéndoles un corte por el centro sin que se lleguen a romper y una ramita de tomillo;, bridar (amarrar con cuerda especial para la cocina) las patas a fin de que conserven la forma. Salar al gusto.
En una fuente especial para hornear colocar los picantones y regar con aceite de oliva.
Introducirlos en el horno y dejarlos cocinar durante unos 60 minutos aproximadamente (calor arriba y abajo); estando pendientes de darles la vuelta para que vayan dorando por ambos lados, procurando ir regándolos con la salsa que vayan soltando, siendo la última vuelta la que dejemos la parte de la pechuga a la vista.
A la hora de servir, quitar las bridas, colocar una ramita de tomillo fresco
y acompañar con patatas fritas.
¡Buen provecho!