Una de las mejores es que se te consiente casi todo.
Si quiero dormir una siesta de tres horas, pues nadie me mira mal, porque ""estará cansada, pobrecita. La anemia...."".
Si no me apetece ir a algún sitio un ""cariño, es que estoy muy cansada"" es aceptado con una sonrisa y amor (marido, si lees esto, suelo estar muy cansada, eh?? que no vaya a cambiar la cosa!)
Si voy a comer/cenar a algún sitio y no me gusta lo que hay en el plato nadie considera que soy una mal educada si no me lo como y lo acompaño con un "" es que le he cogido manía a esta comida... cosas del embarazo""
Y lo mejor de todo (y esta la he descubierto hace apenas dos semanas) , es que puedo comer todo lo que quiera de lo que quiera. Si quiero comerme cuatro bolas de helado seguidas de un polo, pues ""qué voy a hacer? si es que me lo pide el cuerpo...""
Con este último punto recién descubierto, me he lanzado a hacer helados como una loca (y a comerlos). Estos polos de hoy son una muestra. Son muy fáciles de hacer y están buenísimos. Tienen todo lo bueno de las fresas con nata (crema de leche), y además está muy fresquitos.
INGREDIENTES
- 200 ml de nata (crema de leche) para montar
- 2 cucharadas soperas de azúcar glas
- 100 gr de yogur
- 8-10 fresas (depende del tamaño)
PREPARACIÓN
En primer lugar lavamos bien las fresas, las partimos por la mitad, y las dejamos sobre papel de cocina, para que pierdan humedad.
Montamos la nata (crema de leche) con las dos cucharadas de azúcar.
Cuando esté firme añadimos el yogur, y mezclamos suavemente.
Ahora probad la crema, para mi estaba bien de dulce, pero si creéis que le falta azúcar en este punto podéis añadirle.
En nuestros moldes para polos, colocamos un poco de crema, y un par de trozos de fresa. Un poco más de crema, y un par de trozos más de fresa. Así hasta llenar el molde.
Los congelamos, y listos para comer!
Son muy ligeros a pesar de la nata (crema de leche), y el punto ácido de las fresas los hace deliciosos.
Espero que os gusten!!