Eso nos ha estado ocurriendo desde que vimos una curiosa competición en la que dos célebres pastelerías newyorkinas pugnaban por cocinar la mejor tarta de queso estilo New-York. Uhmmm... el auténtico sabor de la cheesecake newyorkina... ¿cómo sería? ¿Se parecería a la del Fosters Hollywood de la que somos tremendos fans? -y aprovechamos para saludar al staff de FH de Jaén, que sabemos que nos leen y que preparan nuestras recetas en casa-.
El caso es que después de varias recetas y algunos intentos, dimos un día con la receta definitiva, la receta que encajaba con la imagen mental que teníamos de cómo debería ser y saber la New-York Cheesecake y ¡EUREKA! la conseguimos.
De textura suave, con el sutil toque del queso que se deja sentir y un puntito no excesivamente dulce que deja un hueco justo para acompañar con una mermelada de frutas o una salsa de chocolate. Bailamos desnudos y borrachos por el pasillo de casa para celebrarlo, pero antes escribimos este post para no olvidarla y que el legado de la auténtica cheesecake americana perdurara por siempre en el cyberespacio y en vuestros empastes.
Desearéis vomitar para seguir comiendo. Os lo garantizamos.
INGREDIENTES
250gr. de galletas tipo «Digestive»
100gr. de mantequilla derretida
30gr. de harina
200ml. de nata (crema de leche) 35% de materia grasa
La ralladura de medio limón y media naranja
El zumo del medio limón de antes, aquí no tiramos nada
900gr. de queso de untar tipo «Philadelphia»
330gr. de azúcar
100ml. de leche
4 huevos
1 cucharada sopera de esencia de vainilla concentrada
Procurad tener todos los ingredientes a temperatura ambiente.
PREPARACIÓN
Lo bueno de esta tarta es que no sólo vais a poder disfrutar de un sabor y textura expectacular, sino que si además adoráis la crema agria que alegra muchos de los platos de la gastronomía mejicana, vais a aprender a hacerla. Creedme si os digo que una vez la hagáis por primera vez, se podría convertir en la nueva mayonesa. Terminaréis usándola para todo. Informaos sobre sus valores calóricos y quitaréis la mano tan rápido como cuando rascáis la barriga a vuestra mascota sin mirar y acabáis más abajo de lo que hubiéseis deseado, para disgusto vuestro y estupor del animal.
Como los cohetes por etapas, esta cheesecake combina 3 pasos: la elaboración de la crema agria, la base de galleta y el relleno. ¿Difícil? ¡Nah! Es más lento escribirlo que hacerlo. Para hacer la crema agria sólo hay que añadir el zumo de limón a la nata (crema de leche) y remover la mezcla con cuidado porque empezará a espesarse y a endurecerse. Cuando adquiera la textura de la salsa fina que nos venden como mayonesa, parad y tendréis vuestra crema agria. Aparcad los nachos, este no es el momento.
Machacad las galletas en una picadora o metedlas en una bolsa de plástico y golpeadlas hasta destruirlas. Este paso es apto para niños. Armadlos con un tenedor y dejad que desfoguen sus infantiles frustraciones espachurrando las galletas con la mantequilla derretida, distribuyéndolo todo por el fondo de un molde para hornear y ascendiendo un poquito por las paredes. Manteniéndolos ocupados evitaréis que guarden animales muertos en cajas de zapatos bajo la cama.
Usamos galletas tipo "Digestive" por su cuerpo y su sabor intenso, pero cualquiera del supermercado que por su nombre pueda parecer sana pero que en realidad sea capaz de cebar a un cochino en dos semanas, nos valdrá. Cosas del márketing.
Para el relleno añadimos la vainilla y la harina a la crema agria y movemos con unas varillas hasta dejarlo todo bien integrado. La apartamos y en otro recipiente mezclamos bien el queso de untar con el azúcar para después añadir la leche. Continuad moviendo hasta que le mezcla sea homogénea y añadid e id integrando los huevos uno a uno.
Por último ponemos las ralladuras de limón y naranja y combinamos nuestro mejunje con el que apartamos antes con la crema agria. Lo mezclamos, vertemos sobre el molde forrado en rica galleta "amantequillada" y lo horneamos en el horno precalentado a 180ºC. Sí, el precalentamiento es vital, NUNCA obvieis este paso y evitareis problemas en la cocina y en la alcoba. Tan vital como no abrir jamás la puerta del horno mientras se hornea un bizcocho.
El tema del horneado es otra historia. Al principio comenzará a elevarse como un bizcocho cualquiera. Se bufará y pensaréis que desbordará. No le hagáis caso, diríamos que casi es inevitable, casi tan inevitable como que se tueste en exceso y comience a quemarse en la zona superior. Y es que el truco de apuñalarla para ver si está horneada no sirve con este tipo de tarta, así que pecaréis de cautos y lo dejaréis horas y horas horneándose y retostándose. Concretamente una hora y media es lo que nos tardó a nosotros.
Notaréis que está terminada cuando los bordes en contacto con el molde se despeguen un poco, parezcan horneados y al pincharla con la aguja, cuchillo o lo que esteis usando, salga sólo un poco húmeda y viscosa. Jamás saldrá seco y si así fuera, os habréis pasado horneando y no poco. Si sigue cruda y comienza a quemarse la parte superior, cubridla con papel de aluminio y bajad un poco la bandeja alejándola de las resistencias superiores del horno.
Una vez horneado, hay que dejarlo enfriar poco a poco durante al menos tres o cuatro horas dentro del horno. Que no cunda el pánico, porque todo lo que tan enérgicamente subió, se vendrá abajo. Dicen que es normal, nosotros creemos que es por la deflación, no corren buenos tiempos ni para los dulces. Es posible que hasta se agriete, ni caso.
Et voilá! Habéis terminado de cocinar la súper ALL-AMERICAN-ORIGINAL-NEWYORKER-CHEESECAKE-QUETEPEES-YTEMEES que podemos acompañar con un poco de mermelada o chocolate fundido. Ahora podéis quitaros la ropa y hacer el baile de la victoria en el pasillo, desnudos y con una cucharilla en la mano. Nos encanta hacerlo, te encantará hacerlo.