De entre la multitud de postres que se ofrecen en la mayoría de restaurantes, hay uno ante el que no me puedo resistir, y ese es la Tarta Tatin de manzana. Si está en la carta tengo que pedirlo, aunque llegue al postre sin nada de hambre.
Lo extraño de esto es que no me gustan ni las manzanas cocidas (ya sea al horno o al microondas) ni tampoco me gusta la tarta de manzana clásica. Eso sí, para mi una buena Tatin tiene que venir acompañada de un buen chorro de crema inglesa o de un helado, a poder ser que no sea de vainilla.
El secreto de esta tarta son unas buenas manzanas con un toque ácido, como las Granny Smith. Por lo que respecta a la masa, podéis escoger entre comprarla hecha, que es la opción fácil y rápida pero muy socorrida, o hacerla vosotros mismos, pues tampoco es muy complicada.
Para la tarta de la foto usé una masa comprada, pero cuando hago yo la masa me gusta dejarla un poco más gruesa, que se note bien al morderla, que cruja un poco. Ahí cada uno que escoja lo que más le guste a la hora de estirarla con el rodillo. Dejo la receta de la masa quebrada de maria Lunarillos, aunque avisando que yo tuve que añadirle más harina de la que indica para que no quedara pegajosa.
Los ingredientes que necesitaremos, para unas seis personas, son:
Una manzana por ración
150 gramos de azúcar
125 gramos de mantequilla
Empezamos preparando las manzanas para tenerlas listas para caramelizarlas. En primer lugar las descorazonamos y las pelamos, y pasamos a cortarlas a gajos, ni muy gordos ni muy finos. Las untamos con un poco de limón para que no se oxiden.
A continuación, ponemos el azúcar a fuego suave para hacer un caramelo. Necesitamos una paella que podamos poner después en el horno, quitando el mango. Si no tenemos una de este tipo, podemos usar una normal y después usar un molde que tenga el borde alto.
Vamos removiendo ligeramente el azúcar y cuando el azúcar empiece a caramelizar y coja un color dorado suave le añadimos la mantequilla cortada a dados para que se deshaga rápidamente. Cuando se haya deshecho completamente, ponemos las manzanas en la paella, de forma que queden bien distribuidas.
Las hacemos durante cinco minutos por cada lado, incluyendo la parte exterior de la manzana, de forma que queden tiernas pero no se deshagan. Si todavía queda mucho líquido en la paella, retiramos las manzanas a un plato y la ponemos a fuego un poco más fuerte, para que reduzca un poco y se acabe de caramelizar el azúcar.
Vamos ya a preparar la tarta en si. En esa misma paella colocamos las manzanas en forma de redonda desde fuera hacia dentro, de manera que queden un poco apretadas, que se monten una encima de la otra, para poder después desmoldarla fácilmente.
Ponemos la masa encima de las manzanas y los bordes de esta los metemos para adentro, que queden encajados entre las manzanas y el borde de la paella. Ya la podemos introducir en el horno, precalentado a 180 grados, durante unos 20 o 25 minutos, hasta que veamos que la masa empieza a coger color.
La sacamos del horno y la volteamos sobre una bandeja o un plato grande. Podemos usar un cuchillo en el borde si este se ha quedado ligeramente pegado. Igualmente, si algún trozo de manzana se queda pegado al girarla lo podemos rascar y colocar otra vez en la tarta y no se va a notar.
Ya tenemos la tarta tatín lista. Se puede comer tanto fría como caliente. A mi me gusta ligeramente caliente y regada con crema inglesa bien fría, para contrastar el frío y el calor. ¡A disfrutar!